Desde hace más de dos décadas, los grupos de animación conocidos como “barras bravas” han dado color a los estadios del futbol mexicano, donde mediante cantos, gritos y brincos alientan a los equipos de la Liga MX.
Este modelo copiado del futbol argentino llegó a México en 1996 gracias al Club Pachuca. Poco tiempo tardó en que todos los equipos de nuestro país comenzaran a contar con su propia “barra brava”, integradas por los aficionados más radicales de cada club.