Ser abogado, una profesión de claroscuros en México

Ser abogado, una profesión de claroscuros en México

Foto: Pixabay

El 12 de julio se celebra el Día del Abogado en nuestro país, profesión que pese a su nobleza suele ser relacionada con actos polémicos, debido a que han existido personajes en todos los sectores, desde la práctica privada hasta el servicio público y la política mexicana, que estudiaron Derecho para después abusar de su posición.

 

Por ejemplo, escritores y actores que convivieron con abogados pronunciaron varias frases sobre la personalidad y el trabajo de estos profesionistas, como “un abogado hará cualquier cosa para ganar un caso, a veces incluso dirá la verdad”, esto debido a que son reconocidos por jugar con la situación de su cliente, aun si este es culpable.

 

Sin embargo, no todos los abogados son impresentables como cuenta la leyenda popular, ya que hay una gran cantidad de profesionales en el país que son considerados como lo más influyentes, como Luis María Aguilar Morales, Alonso Aguilar Zinser, Carlos Chaurand Arzate y Javier Laynez Potisek.

 

La abogacía es una profesión noble, que lamentablemente ha ensuciado su imagen en México por la corrupción que históricamente ha existido dentro de las instituciones encargadas de la procuración e impartición de justicia. Sin embargo, ser abogado es motivo de orgullo porque toda sociedad necesita a quien ayude a resolver las diferencias por la vía pacífica.

 

Además la carrera de Derecho es una de las más solicitadas por los mexicanos; no por nada de los últimos diez presidentes que ha tenido México siete estudiaron esta profesión.

 

La última estadística que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre el número de abogados que hay en el país señaló que hay 342,809 ejerciendo.

 

Hoy estos profesionales se enfrentan al Nuevo Sistema de Justicia Penal, en el que los casos deben ser pasados por tres diferentes jueces antes de determinar la culpabilidad o inocencia de los imputados, lo que pone en aprietos a los licenciados antiguos que deben aprender otra forma de ejercer.

 

Rodeados de claroscuros, los abogados como los médicos, siempre serán necesarios en nuestra sociedad.

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