América Latina y el Caribe superó este martes los tres millones de casos de COVID-19, según cifras oficiales de los países de esta región, que ha tardado solo dos semanas en registrar el último millón de nuevos contagios.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) proyectó a finales de junio que, entre mediados de julio y de octubre, varios países latinoamericanos se acercarían al pico de casos de coronavirus, y advirtió de que para el 1 de octubre habría más de 438.000 muertos por la enfermedad en América Latina y el Caribe.
Varios epidemiólogos también advirtieron que la flexibilización actual de las medidas de aislamiento de algunos países podría producir un nuevo rebrote de la enfermedad y posponer la llegada del pico.
"EN MEDIO DEL FUEGO"
La región no está experimentando una segunda ola de contagios, sino que sigue estando en la primera, que continúa creciendo y afecta a regiones que anteriormente no tenían muchos casos, dijo el martes la directora de la OPS, Carissa Etienne, durante la conferencia de prensa semanal dedicada a la evolución de la pandemia.
La directora afirmó que la región de América Latina y el Caribe desplazó a Estados Unidos como el epicentro de la pandemia del coronavirus en América, al reportar más del 50 por ciento de los casos de COVID-19 en la región en la última semana.
De acuerdo con las estimaciones de la OPS, en las condiciones actuales, países como Chile y Colombia tendrán el pico de la pandemia a mediados de julio, mientras que países como Argentina, Bolivia, Brasil, Perú, El Salvador, México y Panamá, lo tendrán durante el mes de agosto, y Costa Rica en octubre.
La agencia de la ONU para la salud valoró a finales de junio que la región está "en medio del fuego" y pidió a todos los países que estén preparados para al menos otros tres meses de casos, al tiempo que recordó que la temporada de gripe se acerca al sur y que los países deben mantenerse en alerta, ya que esto puede complicar aún más la situación.
En la misma jornada del martes, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dio positivo a la prueba de COVID-19, según anunció el mandatario el mismo día a la prensa.
En la actualidad, Brasil ocupa el segundo lugar del mundo en casos de COVID-19 y muertos por la enfermedad, superado solo por Estados Unidos.
Además, Perú, Chile y México superaron cada uno los 200.000 casos.
La OPS precisó que la enfermedad muestra una tendencia preocupante ya que la pandemia se está trasladando desde de los centros urbanos superpoblados con gran capacidad hospitalaria, a poblaciones más pequeñas que pueden carecer de los centros necesarios para brindar atención especializada.
DESAFÍOS ANTE LA REAPERTURA
Mientras que el balance de los contagios y fallecidos siguen aumentando en América Latina, la pandemia también impacta la economía en esta región.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró en junio sus perspectivas para América Latina y el Caribe al pronosticar que su actividad económica se desplomará un 9,4 por ciento este año por el impacto de la pandemia del coronavirus, 4,2 puntos más que en sus cálculos de abril.
Para estabilizar la economía en declive, algunos países latinoamericanos tienen que reabrir las actividades económicas. Sin embargo, las reaperturas y las flexiblizaciones del aislamiento preocupan a algunos expertos en epidemiología, que temen que esto supondrá nuevos desafíos al trabajo de prevención de epidemias en América Latina.
A comienzos de julio, ciudades brasileñas como Sao Paulo, Río de Janeiro y la capital, Brasilia, anunciaron una flexibilización de las medidas de aislamiento, al permitir la reapertura de comercios, bares y restaurantes, decisiones que fueron criticadas por médicos y expertos debido a la alta incidencia que todavía hay en el país y en este tipo de locales especialmente del virus.
Sobre esta preocupación ante nuevos brotes, la directora de la OPS, Carissa Etienne, sugirió que los países que planean relajar las medidas de confinamiento deben adoptar un enfoque escalonado basado en las condiciones locales y estar preparados para imponer nuevamente medidas preventivas si la situación epidemiológica cambia.