Jessi Combs se convirtió en la mujer más rápida del mundo a un año de haber muerto durante su prueba para establecer el récord.
El 27 de agosto de 2019, Combs intentó batir el récord mundial de velocidad en tierra a bordo de un vehículo que fabricó con su esposo; sin embargo, al alcanzar los 885 km/h, el auto cohete tuvo una falla mecánica, lo que provocó que explotara y la mujer perdiera la vida.
Posteriormente, la investigación determinó que un objeto golpeó el tren delantero del vehículo, lo que ocasionó el accidente el día crucial, ya que durante otras pruebas la piloto había alcanzando una velocidad de 841.33 km/h.
What are you going to do today that outperforms your yesterday? #everyday
— Jessi Combs (@TheJessiCombs) May 16, 2019
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En ese entonces, el Libro de los Guinness World Récords indicó que consideraría a Combs para formar parte de la prestigiosa organización, pero no fue sino hasta hace unas horas cuando oficializó a la estadounidense como la mujer más rápida del mundo, utilizando la medida de 841 km/h en vez de la marca que hizo el día que murió.
Por su parte, el esposo de Combs aprovechó el homenaje que hizo el Libro de los Guinness para desmentir que el accidente hubiera sido ocasionado por un error humano, ya que explicó que su esposa estaba reduciendo la velocidad cuando ocurrió el accidente, retomando la idea de que algo le pego.