Mientras no haya una vacuna, debemos aprender a vivir con el coronavirus

Mientras no haya una vacuna, debemos aprender a vivir con el coronavirus

Foto: Xinhua

La pandemia del covid-19 invadió a la humanidad a inicios de este año, empezando por China, y ahora parece que no ha quedado ninguna parte del mundo libre del coronavirus. Todos estamos en espera de una vacuna milagro, pero mientras, el SARS-CoV-2 no se va a ningún lado, sino que se convierte en una nueva y constante realidad.

 

Algunos países, principalmente los primeros afectados, comienzan ahora a levantar la mayor parte de las restricciones impuestas por la pandemia del covid-19 tras conseguir una reducción importante de los contagios diarios. Otros (como Kazajistán el jueves), vuelven a establecer cuarentenas duras ante fuertes rebrotes del coronavirus.

 

Al analizar la experiencia de distintos gobiernos, resulta claro que no es suficiente encerrar a todo el mundo en sus casas y luego proclamar una victoria sobre el covid-19. El director del Instituto de Virología e Investigación del VIH de la Universidad de Bonn, Hendrik Streeck, en una entrevista con Sputnik expresó su certeza de que la clave es "empezar a convivir con el virus".

 

SE QUEDA CON NOSOTROS

 

Streeck, uno de los investigadores principales del coronavirus en Alemania, ha asegurado en varias ocasiones que no cree que el mundo experimente una segunda ola de la pandemia del covid-19, pero con esto no quiere decir que el virus desaparezca.

 

"El SARS-CoV-2 será un nuevo coronavirus endémico", subrayó.

 

Los virus endémicos son aquellos que mantienen una presencia constante dentro de una población en una zona geográfica. El experto recordó que "en la actualidad en el mundo existen cuatro coronavirus humanos endémicos", que son "responsables de entre el 10 y el 30 por ciento de todos los casos de contagio de gripe en Europa en los meses de invierno".

 

Además, indicó, "en Europa existe una dependencia de la temperatura: los brotes más fuertes de los coronavirus se producen en el período frío del año, y con menos frecuencia se detectan en los meses cálidos".

 

Lo mismo, según el científico, puede pasar con el SARS-CoV-2.

 

"Los virus respiratorios se reproducen con una mayor rapidez cuando hace frío seco y cuando se observa alta humedad. Se puede suponer que el SARS-CoV-2 puede portarse de una manera similar", afirmó.

 

El profesor alemán recordó que "hace varios meses el número de contagios en Australia era insignificante, mientras que ahora aumenta de manera drástica" y "una de las causas de ello puede ser que en Australia comienza el invierno".

 

ENTEDER EL VIRUS PARA COMBATIRLO

 

Streeck recordó que al inicio de la pandemia distintos gobiernos optaron por diversas medidas "rápidas y simultáneas", como restringir contactos físicos, prohibir eventos masivos, introducir el uso obligatorio de mascarillas, etc.

 

"Ahora es importante entender qué es lo mejor para bloquear el virus. Solo así encontraremos el camino correcto", subrayó.

 

Eliminar el virus por completo, constató, resulta imposible hasta que el mundo tenga una vacuna contra el SARS-CoV-2. Según algunas previsiones, un acceso generalizado a la futura vacuna se garantizaría a inicios de 2021, como muy pronto.

 

"Todavía no hemos encontrado vacunas contra los coronavirus humanos patógenos, así que necesitamos integrar el SARS-CoV-2 en nuestra vida cotidiana", reiteró.

 

Lo que ya sabemos y debemos tener en cuenta a la hora de tomar medidas para prevenir nuevos contagios, señaló, es que existen dos factores específicos que favorecen una infección por el coronavirus: la proximidad y el tiempo.

 

"Si uno está cerca de una persona infectada y pasa mucho tiempo con ella, seguramente se producirá un contagio. El peligro de contagio se eleva en los recintos cerrados, porque la ausencia de viento y sol significa que las gotas del virus pueden persistir en el aire", explicó.

 

Para prevenir un contagio en estas condiciones, continuó, pueden ayudar las mascarillas, pero el profesor alemán advirtió sobre su uso inapropiado.

 

"Si una mascarilla se usa de manera inapropiada, por ejemplo se lleva varias semanas sin limpiar y siempre se toca, se convierte en un caldo de cultivo para bacterias y hongos. Esto puede causar otros daños", apuntó.

 

Streeck señaló que la desinfección, por su parte, "juega un papel secundario" en la lucha contra el SARS-CoV-2, pues "se trata de una infección que se transporta por el aire, no a través del contacto físico". (Sputnik)

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