Aunque se ha tomado como un gran avance para esclarecer lo sucedido con los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero, en 2014, la detención de José N., alias “el Mochomo” aportaría poco en este caso que está por cumplir seis años.
Es de todos conocido que “el Mochomo” participó directamente en la desaparición de los 43 normalistas y por este motivo se le buscaba desde 2015, por lo que su detención resulta tardía y no satisface las exigencias de los padres de estos estudiantes.
Los padres de los 43 normalistas desaparecidos desean con justa razón conocer dónde están los restos de sus hijos, algo que hasta el momento no se sabe y mantiene en la zozobra a los familiares de estos estudiantes.
Aunque los datos que pueda proporcionar José N. indiquen el lugar en el que habrían sido ejecutados los normalistas, es muy complicado que los padres puedan recuperar los restos de sus hijos para despedirse como merecen.
De esta manera, el coraje y la indignación por este terrible hecho se mantendrán entre los familiares de estos estudiantes, de los que en casi seis años no se tiene información precisa.
Las declaraciones que entregue “el Mochomo” servirían si señala con nombre y apellido a todos aquellos que formaron parte de esta desaparición forzada, a fin de que el brazo de la justicia alcance a los que llevaron a cabo este acto criminal.
El trabajo de las autoridades mexicanas no debe terminar con la detención de “el Mochomo”, pues es igual de trascendente que Tomás Zerón, extitular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), sea capturado y se logre esclarecer por completo este caso.
Desafortunadamente, la detención del multicitado criminal llega en un momento en el que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una baja aceptación entre la sociedad, por lo que también se corre el riesgo que esto sea otra de las habituales cortinas de humo del Gobierno de México.