Una pareja de un barrio acomodado de la ciudad estadounidense de San Luis llamó la atención de los medios al salir a su jardín armada. Mark McCloskey llevaba un fusil tipo AR-15, mientras que su mujer, Patricia McCloskey, iba armada con un revólver, armas con las que trataron de dispersar una marcha de manifestantes que pasaba por su terreno.
El barrio rico de Central West End ha sido escenario de una tensa situación. Un grupo de manifestantes pasaba de largo de la casa de los McCloskey cuando, de pronto, se adentró en la comunidad en que habita la polémica pareja. Los residentes de la mansión no dudaron en sacar sus armas.
Los protestantes marchaban hacia el domicilio de la alcaldesa de la ciudad, Lyda Krewson, con el fin de reivindicar su dimisión. Anteriormente la política reveló los nombres y otros datos como la dirección de vecinos que habían propuesto una reducción de la financiación del departamento de Policía.
Las imágenes muestran a la pareja apuntando a la multitud desde cerca de su residencia, un palacio renacentista que perteneció a principios del siglo XX a Edward y Anna Busch. Mark y Patricia llegan a provocar una situación un tanto surrealista cuando ambos se apuntan mutuamente con el fusil tipo AR-15 y el revólver sin darse cuenta, aparentemente.
Los protagonistas de esta historia son abogados de lesiones personales y son propietarios de McCloskey Law Center, empresa que llevan desde su propia casa. De hecho, el señor McCloskey representa a una víctima de violencia policial en un caso en que un vídeo muestra a un agente agrediéndolo a pesar de que se estaba rindiendo.
En algunos de los vídeos que se han compartido en las redes se puede ver a la señora McCloskey apuntar a un protestante que lleva una camiseta que dice "¡Manos arriba, no disparen!". También se ve cómo Patricia se acerca cada vez más a los manifestantes, mientras que algunos discuten con ella y se niegan a marcharse.
El abogado de la Universidad de San Luis John Amman declaró al medio estadounidense KSDK que esta actitud podría considerarse agresiva, dado que con sus armas la pareja pudo provocar que los protestantes se sintieran desprotegidos. El uso de armas en defensa propia implica una amenaza que, en este caso, los McCloskey no pudieron sentir, ya que los manifestantes solo pasaban de largo.