Enmarcada por la descontrolada pandemia de COVID-19 que azota en estos momentos a México, el presidente Andrés Manuel López Obrador vivirá una de las semanas más negras de su todavía naciente administración.
Tres temas marcan la agenda del mandatario durante los próximos días, comenzando por su incapacidad para enfrentar al crimen organizado, las protestas sociales en su contra en el marco del segundo aniversario de su victoria electoral y la próxima visita a Estados Unidos.
López Obrador está en el ojo del huracán por la liberación de los familiares del líder criminal “el Marro”, pues ni tardo ni perezoso culpó a terceros por permitir que salieran de prisión.
No obstante, quedó en evidencia desde la semana pasada que el mandatario no logró imponer la autoridad en Guanajuato, donde “El Marro” desató una serie de eventos violentos para presionar a las autoridades, algo que parece haber logrado.
Esta situación se suma a sus declaraciones sobre la liberación de Ovidio Guzmán, donde afirmó que él había dado la orden de dejarlo en libertad, demostrando no tener argumentos para enfrentar al crimen organizado.
Asimismo, estamos a unos días de que se cumplan dos años de la victoria en las urnas de Andrés Manuel López Obrador, quien ha presentado una caída estrepitosa durante este tiempo, algo que no se esperaba el pasado 2 de julio de 2018.
En ese entonces el ahora presidente tenía el respaldo casi total del pueblo mexicano; sin embargo, una serie de graves errores en materia económica y de seguridad, además de su pésima estrategia para enfrentar la pandemia tienen a la sociedad muy molesta.
Finalmente tenemos la visita que hará al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acción que ha sido tomada por muchas voces como un acto de sumisión ante el mandatario norteamericano, que le estaría dictando la agenda a seguir en los próximos meses.
Por si fuera poco, previo a visitar Estados Unidos, López Obrador declaró que sí se hará la prueba de COVID-19 si es un requisito para entrar a la Unión Americana, demostrando que las peticiones de la sociedad para tomar en serio la pandemia no fueron escuchadas y solo ante Donald Trump aceptó dejar de lado su necedad.