Los vikingos creían que en el Día del Ragnarok Thor se enfrentaría a muerte contra la serpiente Jormungandr. En su mitología era el fin de los tiempos, el caos, y a diferencia de otras historias míticas, en este Armagedón los dioses saben exactamente lo que va a pasar y se aprestan con valentía a enfrentar su fin.
Algo similar padece México. Hoy, el día pronosticado para el fin de la primera ola de la pandemia en México no llegará: los contagios siguen ocurriendo y se pronostica para dentro de un mes el verdadero pico de la epidemia. La peor noticia es que de acuerdo con los datos de la Universidad de Washington, México permanecerá en crisis de contagios hasta finales de este año.
El Instituto de Medición y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington ha sido uno de los organismos más serios en sus cálculos. Para este jueves había estimado en 23,000 el número de fallecidos en México. Según las cifras actualizadas, son 24,324 los muertos.
Con los nuevos datos, este organismo estadounidense calcula que en México morirán más de 151,000 personas para octubre de este año debido a este virus que tendrá cura hasta el próximo año, según la OMS.
De la misma forma que en el Ragnarok vikingo, los dioses saben lo que va a pasar. Las autoridades sanitarias en los estados actúan con preocupación por las decisiones del Gobierno Federal. Solo como ejemplo Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, que de acuerdo con sus pronósticos y al Modelo Centinela, el fin del primer ciclo de la pandemia era hoy, pero nos enfrentamos al desastre más grave.
También hace tres semanas el presidente declaró que ya se había domado la pandemia. Sí, el Jormungandr había sido derrotado de manera anticipada.
En la mitología nórdica, la derrota del Jormungandr -nuestro símil al coronavirus- le costó la vida a Thor. Si el Instituto de Medición y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington pronosticó que en México morirán más de 151,000 personas, tal vez ese sea el precio que el Gobierno Federal espera pagar para obtener su Ragnarok.
¡Vaya miseria humana!
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Y hablando de miserias humanas, esta columna debería escucharse con la canción de Mentiras, de Los Amigos Invisibles.
Como si fuera una contestación a nuestro análisis sobre la mentira como estrategia política, hoy en redes sociales se revelaron datos sobre el supuesto contagio del director del IMSS, Zoé Robledo, que advierten que dicho contagio de COVID-19 nunca ocurrió.
La especulación nacional, manifestada de manera digital, apunta a que el hecho de fingir su contagio sirvió para desviar las acusaciones de corrupción que le afectaban a él y al hijo del director de CFE, Manuel Bartlett Díaz.
En Twitter fueron reveladas imágenes del Sistema de Control Epidemiológico para Laboratorios correspondientes a distintas fechas y en ninguna aparece Zoé Robledo como contagiado de COVID-19.
Los pajarillos de las redes sociales, raudos y veloces, divulgaron los pantallazos al punto tal que el IMSS tuvo que sacar un estudio que confirma el contagio del director.
¡Pero se equivocaron en la celda “delegaciones”!
Hoy ya nadie le cree al IMSS sobre este supuesto contagio.
Y peor aún, nos enferman a Arturo Herrera justo cuando el Fondo Monetario Internacional insiste en señalar que urgen medidas económicas ante la contingencia.
Ojalá la DEA no advierta sobre problemas nuevos con los cárteles o nos enferman al Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo.
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Quien ya trae ruta electoral es el senador y presidente de la Comisión de Hacienda del Senado de la República, Alejandro Armenta Mier.
Su objetivo, verificado ya por este columnista con diversas fuentes en Morena, es el gobierno sin transitar por la alcaldía de Puebla.
Como ya he comentado en otras entregas, su prioridad es apoyar en la ciudad a liderazgos que formarán parte de su equipo de operadores en 2024.
Gabriel Biestro, el poderoso diputado local de Morena, parece que va en caballo de hacienda a la candidatura por la presidencia municipal.
Y aunque la intención de Armenta Mier es quitarse a un rival interno dejándolo “atrapado” en la presidencia municipal, no hay confianza del gobernador en Alejandro Armenta al 100 %.
Más aún, un grupo de empresarios podría evidenciarle ante el gobernador como traidor a la causa.
Y es que Armenta Mier debe dinero a estos poderosos hombres.
Esa es otra historia sobre la que correrán ríos de tinta.
Pero al menos él ya tiene ruta.
Falta que se cumpla.
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