La idiosincracia del mexicano dicta muchas veces que las leyes, reglamentos e indicaciones están para no respetarse, convirtiendo a la sociedad de este país en una de las que menos comprende sobre reglas de urbanidad.
Un caso concreto son los semáforos colocados en las grandes avenidas del país, señaléticas que no tienen efecto en automovilistas, pues muchas veces, si no es que la mayoría, prefieren pasarse las luces naranja y roja, lo que podría derivar en accidentes con consecuencias fatales. Esta falta de respeto por las luces de advertencia podría explicar por qué tanta gente en México no respeta el semáforo COVID-19.