El martes pasado se reportó un fuerte enfrentamiento entre el ejército chino e indio en las inmediaciones de un territorio en disputa (valle Galwan). India reportó un saldo de 20 muertos, 3 habrían caído en combate y 17 más de forma posterior; China no informó sus bajas y se ha mantenido hermética, ¿puede ser este el inicio de un conflicto armado? Primero hay que encontrar las claves en el análisis histórico y luego, por supuesto, en la dimensión económica.
Hay que recordar (en esta columna hemos citado el hecho en diversas ocasiones) que China mantuvo rivalidad con Gran Bretaña desde el siglo XVII cuando el crecimiento comercial del país asiático empezó a desplazar al del reino europeo (como sucede ahora con Estados Unidos). La diferencia se materializó en el déficit comercial de Inglaterra que le compraba a China porcelana, seda y especies, pero poco le vendía, así que sus reservas de oro disminuyeron. Para contrarrestar este efecto, Inglaterra empezó a vender opio a China, pero cuando el gobierno chino estudio los efectos de esta droga en la población lo prohibió. En respuesta la Reina Victoria, de las primeras narcotraficantes de la historia, pagó a contrabandistas para introducir opio a China de forma ilegal.
Dado que los puertos chinos fueron fuertemente resguardados, los británicos aprovecharon la colonia que poseían al sur de China, conformada por los actuales territorios de India, Paquistán, Bangladesh y Birmania para introducir la droga. El opio desembarcaba en la India y entraba por tierra a China. Esto provocó las llamadas guerras del opio que perdió China, así que tuvo que tolerar el comercio de la droga; esta guerra sin duda puso fin a un periodo de rápida expansión, en un momento clave de la historia, cuando se consolidaba el capitalismo como modo de producción y la modernidad como modelo civilizatorio.
Por esta razón, la franja fronteriza China-India fue motivo de disputa, incluso Inglaterra utilizó el conflicto que había entre la dinastía china y el Tíbet para mermar el poder de Pekín, reconoció ese territorio como independiente y a la figura del Dalái Lama como gobernante (1914). Para dividir al Tibet y la India, Gran Bretaña propuso una frontera que se conoció como línea McMahon. Como ambos eran territorios controlados, la definición de esos límites era irrelevante.
Pero la definición de fronteras se complicó cuando en 1947 India se independiza y en 1948 Paquistán se separa de India; después, en 1950 triunfa la revolución socialista de Mao-Tse-Tung que recupera los territorios del Tíbet y desconoce todos los tratados de intervención que sobre el territorio chino habían hecho los británicos (incluyendo el comercio de opio, desde luego). Se reconoció entonces una línea fronteriza que tomaba como referencia la McMahon y que se le llamó línea de control real (LAC) que mantuvo la situación en tensa calma.
En 1962 India construyó una fortificación sobrepasando la LAC; la respuesta del gobierno chino fue implacable y la derrota de los indios inminente. Fue tal la supremacía militar que el gobierno de la India temió una invasión total, incluso se rumora que mantuvo negociaciones con Kennedy (para solicitar una intervención militar de Estados Unidos), pero el gobierno de Mao declaró el cese al fuego y afirmó como gobierno popular estar en contra del colonialismo, por lo que sólo se limitó a recuperar su franja fronteriza. En ese suceso, según diversas fuentes de información, las bajas oscilaron entre 3 mil y 8 mil y es el episodio más sangriento entre ambos países.
China e India comparten una frontera de 3,440 kilómetros; para contextualizar, es mayor en extensión a la frontera que tenemos con Estados Unidos (3,120 km.). La zona en disputa es una zona geográficamente complicada, son las laderas del Himalaya, el nivel de altura es 4,900 metros en promedio (el Nevado de Toluca tiene 4,680 m.), no hay poblaciones en las inmediaciones, no hay forma de producir algo ahí, es inhóspito, pero su importancia es estratégica porque se comparte también con Paquistán.
En 2017 China construyó una carretera de forma paralela a LAC para conectarse con Paquistán, también en su momento se generó un conflicto, que terminó resuelto en dos cumbres diplomáticas. La conexión terrestre entre China y Paquistán es una competencia de infraestructura con India. En un informe al Partido Comunista, el gobierno chino ha revelado que en ese corredor lleva invertido el equivalente a 60 mil millones de dólares; mientras que la India propuso un ambicioso plan carretero que culminará en 2022.
Elaboración propia con datos del Banco Mundial
Tanto China como India han tenido un fuerte crecimiento poblacional y económico, la gráfica 1 muestra la férrea competencia en el Producto Interno Bruto por habitante. Son dos países con políticas económicas diferentes pero que han mostrado desempeño similar en crecimiento, no así en desarrollo. La India tiene mayor PIB per capita que China si se mide en unidades monetarias, pero, si se mide en paridad de poder adquisitivo, el de China se triplica. Mientras que la India tiene un 63% de población pobre, China reporta apenas un 2%. China tiene una cobertura universal de salud, India no. China es socialista e India, capitalista.
Hemos dicho, también en este espacio que después de la pandemia de COVID-19 estaremos viendo un nuevo orden mundial donde Estados Unidos está relegado por China, quizás el ascenso de la India también sea clave, hay quienes afirman que detrás de la India podría estar Estados Unidos e incluso de Japón para llevar el conflicto más allá y desatar una guerra que debilite a China. ¿Podríamos estar en la antesala de una nueva guerra fría con China en el papel de la URSS e India en el de Estados Unidos? Confiemos en la diplomacia y los valores del gobierno chino para que esto no ocurra.
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos