La industria automotriz en México no pasa por su mejor momento. La crisis de este sector económico se viene dando desde 2019 y con la pandemia de COVID-19 se ha agudizado más, al grado que Volkswagen de México está al límite en su supervivencia.
Debido a esta crisis sanitaria, la entrada en vigor del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) llega en el peor momento de la industria automotriz, pues desde un principio este tratado parecía un arma de doble filo para este sector industrial.
De acuerdo al nuevo T-MEC, un vehículo quedará libre de aranceles siempre y cuando el 75% de su contenido provenga de la región de Norteamérica, además de que entre el 40% y 45% del valor del vehículo sea producido por trabajadores que perciban al menos 16 dólares la hora.
Además, el 70% del acero y del aluminio deberá provenir de la región de Norteamérica y algunos componentes esenciales como el motor y la carrocería deberán tener un valor de contenido regional de 75%.
Las nuevas reglas de operación parecen beneficiar al sector automotriz; sin embargo, llegan en el peor momento para las armadoras establecidas en México, recordando que será en julio cuando este tratado entre en vigor.
Esta industria tendrá muy poco margen de maniobra para comprender la operación del T-MEC, además de que al estar parada por el COVID-19, es complicado cumplir con las reglas establecidas en cuanto a los proveedores, pues será difícil que se logre contar con el material necesario para reactivar la industria.
Otra de las situaciones que debe enfrentar la industria automotriz en México, principalmente Volkswagen, es la poca venta de sus vehículos, pues pese a que en el mercado estadounidense sí se está dando, en el mercado nacional las cosas no pintan bien.
Esta baja venta en México se acarrea desde 2018, lo que ha llevado a paros de producción en diversas ocasiones. Ahora, con la crisis económica que dejará el coronavirus en nuestro país, será mucho más difícil que los mexicanos adquieran una deuda para hacerse de un auto.
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