
Eran la diversión y objeto de deseo de miles de niños mexicanos hasta hace no más de 20 años. Los pequeños de todo el país esperaban con ansias las vacaciones de verano para mostrar sus destrezas en estos sencillos, pero desafiantes juguetes.
Nos referimos al yo-yo y al trompo, que por muchos años entregaron horas y horas de diversión a la niñez y juventud mexicana, juguetes que desafortunadamente el tiempo y los avances tecnológicos han dejado en el olvido.