El coronavirus amenaza exploración de Venus en 35 aniversario de aterrizaje soviético

El coronavirus amenaza exploración de Venus en 35 aniversario de aterrizaje soviético

Foto: Pixabay

El coronavirus consiguió amenazar la nueva y esperada exploración de Venus al cumplirse 35 años del descenso de un módulo de aterrizaje soviético en su superficie en 1975.

 

El Venera 9 fue lanzado desde el cosmódromo de Baikonur el 8 de junio de 1975 a bordo del cohete soviético Protón y aterrizó en Venus el 22 de octubre, pudiendo enviar las primeras imágenes jamás tomadas en aquel entonces de la superficie de otro planeta.

 

Precisamente en octubre de este año, científicos rusos y estadounidenses tenían previsto reunirse para abordar una misión conjunta a Venus que permitiría estudiar la atmósfera y el suelo del planeta con el envío del ingenio espacial Venera-D, pero la cita se vio truncada por el coronavirus.

 

De esta manera la nueva reunión quedó programada para febrero de 2021, según informó la catedrática del Instituto de Estudios Espaciales de Rusia, Liudmila Zásova, aunque en octubre hay prevista una videoconferencia para tratar el tema.

 

De momento no queda claro en qué medida va a afectar este retraso al inicio del proyecto que en un principio estaba programado para finales de 2020.

 

La idea del proyecto conjunto ha sufrido varios reveses desde su concepción en 2013. El primero de estos contratiempos se produjo en 2014 cuando el proyecto conjunto se suspendió después del inicio de las sanciones contra Rusia, aunque en 2015 se retomó.

 

El proyecto, inicialmente ruso, era parte del programa federal espacial de la Federación Rusa para 2025 pero luego fue eliminado de este marco por recortes presupuestarios, aunque según informó hace unos meses el jefe de la agencia espacial rusa Roscosmos es posible que Moscú cuente con un programa de exploración de Venus similar al que tiene para la Luna y que podría volver a formar parte del programa espacial en diez años. Claro que esta previsión se realizó antes de que ocurriera la crisis del coronavirus y el subsecuente aumento del gasto público que trajo consigo.

 

UN PROGRAMA DIFÍCIL Y CARO

 

El principal problema que se afronta para conseguir aterrizar una nave espacial en la superficie de Venus es la temperatura que puede llegar a alcanzar los 500 grados Celsius y una presión que es 90 veces mayor que la que se produce en la Tierra.

 

Los soviéticos realizaron 16 misiones desde 1961 hasta 1983 en las que enviaron sondas y módulos de descenso que consiguieron aterrizar y enviar datos sobre el planeta pero el problema principal es conseguir que un ingenio, dadas las condiciones climáticas, dure por un largo periodo de tiempo. Cualquier aparato que en la Luna o en Marte puede durar años, en la corrosiva atmósfera de Venus duraría tan solo minutos, acabaría disuelta o fundida.

 

Teniendo en cuenta estas condiciones no es de extrañar que Rusia y EEUU hayan pasado de la competición espacial, característica indiscutible de la Guerra Fría, a la colaboración. El costo del proyecto que afrontan rusos y estadounidenses ronda ente los 800 millones y los 1.000 millones de dólares. Roscosmos tenía previsto asignar los fondos requeridos para la misión entre este año y el que viene, pero ahora habrá que ver si estos plazos no se verán afectados por el coronavirus.

 

La sonda automática ruso-estadounidense Venera-D incluirá un módulo orbital y otro de descenso, necesarios para estudiar la atmósfera, la superficie, la estructura interior y el plasma circundante de Venus.

 

El lanzamiento de la misión ruso-estadounidense a Venus estaba programado para el período del 25 de diciembre de 2027 al 16 de enero de 2028 pero la Academia de Ciencias de Rusia propuso retrasarlo para 2029.

 

Después de lo ocurrido con el coronavirus puede que las fechas vuelvan a cambiar o que en el peor de los casos se suspenda el programa hasta que las cuentas públicas de ambos países se recuperen de la crisis. (Sputnik)

Notas Relacionadas