La realidad, representada a través de la ciencia matemática, le ha golpeado en el rostro sonriente a la 4T. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló a través de sus informes un panorama laboral adverso para el país justo en el pico más alto de casos de coronavirus.
Antes de la enfermedad, 57 millones de mexicanos trabajaban o estaban en búsqueda de empleo y la tasa de desocupación era de 3 %, pero al llegar la cuarentena la población económicamente activa se redujo hasta 45 millones.
Una cifra que, sumada a las nulas políticas para apoyar a trabajadores y empresarios, golpeó a los empleos mexicanos aumentando el porcentaje de desocupación hasta 12.3 %.
La Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) del INEGI revela la pérdida de 12 millones de empleos a nivel nacional. Pero no solo midió eso, también afirma que a ese grupo se suman cerca de dos millones de jóvenes que terminan sus estudios y buscan integrarse a un mercado laboral sin demanda.
Además, de los 12 millones de desempleados a causa de la pandemia, 67 % corresponde a micronegocios con la capacidad de contratar a menos de diez personas. Haciendo aritmética, el coronavirus ha causado que 8.1 millones de personas queden sin sustento por el cierre de las microempresas.
La encuesta del INEGI disipó toda duda sobre la eficiencia económica del actual Gobierno Federal, pues ahora queda muy claro que la generación de empleo a través de sus mega-proyectos (Tren Maya, Refinería de Dos Bocas y Aeropuerto de Santa Lucía) no es ni fue la solución al descalabro laboral, pues apenas y creará aproximadamente un millón de trabajos.
El freno a la vida cotidiana impuesto por la epidemia del covid-19 desvaneció la actividad laboral, que tuvo una caída libre, reduciendo a la población económicamente activa.
Y con este colapso, el sector más dañado fue el informal. Al término de abril, 10 millones de personas vieron suspendidas sus fuentes de ingreso. Si se toma cuenta que a la informalidad en México alcanza además a 20 millones personas, puede advertirse un panorama económico aún más adverso.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), los niveles de pobreza por ingresos podrían incrementarse entre 7.2 y 7.9 puntos porcentuales, lo que representa a 8.9 y 9.8 millones de personas; mientras que los índices de pobreza extrema subieron entre 4.9 y 8.5 %, lo cual suma alrededor de 6.1 y 10.7 millones de personas.
Es una completa irresponsabilidad que se anuncie el inicio de la nueva normalidad y que en lugar de impulsar programas para apoyar a los más desprotegidos, se invierta en las obras presidenciales que no solucionarán la enorme crisis nacional.
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