Un anillo capaz de monitorear las señales del cuerpo en tiempo real podría llegar a predecir cuando un paciente está desarrollando COVID-19. Un ambicioso proyecto científico busca adaptar el dispositivo ya existente para poder detectar a tiempo cambios en la temperatura o ritmo cardíaco provocados por la enfermedad pandémica.
El Oura ring fue presentado por primera vez en 2015, como un dispositivo capaz de monitorear en tiempo real el funcionamiento del cuerpo. Originalmente fue concebido como una herramienta útil para los fanáticos del ejercicio físico y de la vida saludable, ya que permite mantenerse informado del ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la cantidad de pasos dados por día y hasta un conjunto de datos sobre el cuerpo durante el sueño.
La pandemia de COVID-19 abrió la posibilidad de adaptar el dispositivo para monitorear a los pacientes con la enfermedad, en virtud de la dificultad de detectarla antes de que comience a presentar síntomas. Así surgió el proyecto TemPredict, patrocinado por los fabricantes del anillo y desarrollado por científicos de la Universidad de California, San Francisco (UCSF) y de la Universidad Atlántica de Florida (FAU), con el objetivo de perfeccionar formas de "predecir" la enfermedad.
En efecto, los investigadores utilizaron el anillo inteligente para medir en tiempo real la temperatura y la actividad cardíaca de un grupo de pacientes. Cambios en esos parámetros advertidos por el dispositivo podrían indicar que los pacientes estudiados están incubando la infección. Sin embargo, para comprobarlo deben combinar los datos de los anillos con test de COVID-19 realizados periódicamente, de forma de establecer que verdaderamente exista una relación.
La primera etapa del estudio, según consigna la propia FAU, acompañará durante tres meses el monitoreo de los anillos utilizados por un grupo de médicos y residentes del Colegio de Medicina de la universidad, expuestos a la enfermedad por trabajar a diario con pacientes de COVID-19. El grupo participante será sometido a test semanalmente para comprobar si se han infectado realmente según indique el anillo.
En principio, los estudios abarcarán a unos 200 participantes. Sin embargo, el objetivo es llegar a monitorear a unos 2.000 trabajadores de la salud. El proyecto también contempla la posibilidad de introducir el uso de inteligencia artificial para identificar patrones en el proceso de infección de COVID-19 y poder generalizar la información a poblaciones más grandes.
Otro de los costados novedosos del estudio es que investigadores de la FAU desarrollaron un nuevo test para detectar COVID-19 a partir de una muestra de saliva, sin necesitar un hisopado nasal. El nuevo método podría permitir que los pacientes tomen su propia muestra de saliva, reduciendo los riesgos de que otras personas se contagien en el proceso.