El cierre de las instituciones educativas durante más de dos meses en los países latinoamericanos tiene un costo muy alto para los niños y jóvenes más pobres de la región. Ellos siempre sufrieron el peso de la desigualdad, pero el covid-19 parece arrasar con las pocas oportunidades que tenían.
Actualmente hay 156 millones de niños y jóvenes fuera de clases en la región debido a la pandemia, y el 60 por ciento de los estudiantes han quedado totalmente desconectados del sistema educativo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y del Observatorio de la Educación Virtual de América Latina y el Caribe.
A pesar de que no se tienen aún estimaciones sobre cómo incidió el cierre temporal de las escuelas en el proceso educativo de los jóvenes, los expertos sostienen que el covid-19 exacerbó las desigualdades. Mientras que el niño que tenía recursos continuó con su aprendizaje por medio de la tecnología, el joven pobre se vio obligado a abandonar la institución educativa porque no tenía acceso y porque debía ayudar a sus padres a enfrentar la catástrofe económica.
"Los jóvenes más pobres de Latinoamérica son los que están pagando aún más las consecuencias del covid-19. Si antes de la pandemia había 2 millones de niñas y niños fuera del colegio, ahora vamos a ver que millones más tendrán que abandonar sus estudios para hacer un aporte económico a sus familias", dijo a Sputnik la asesora regional de Educación en Salud y VIH basada en la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco, Mary Guinn Delaney.
Por su parte, el director del Observatorio de Educación Virtual de América Latina e investigador de la Universidad de la Empresa en Uruguay, Claudio Rama, dijo a esta agencia que el cierre de las escuelas paralizó el modelo presencial de educación, generó un mayor abandono del proceso educativo y agudizó la brecha digital.
"Hubo una parálisis completa en la educación presencial y media (…) En la medida que el sistema educativo tiene muy débiles mecanismos para medir los aprendizajes, es muy difícil poder tener una información en detalle los procesos de pérdida de los aprendizajes. Sin embargo, es claro que este cierre de las escuelas tiene un efecto de desigualdad. Aquellos que pueden mantener los sistemas de conectividad, pudieron mantener un cierto contacto del proceso educativo. Pero más del 60 por ciento de los estudiantes han quedado desconectado", reflexionó.
Actualmente, a excepción de Nicaragua y en algunas zonas rurales de Uruguay, los demás países latinoamericanos han cerrado todas sus instituciones educativas como medida de prevención contra el covid-19.
Los casos más paradigmáticos son Perú y Paraguay, que han resuelto reanudar las clases para después de diciembre, mientras que los otros países, a excepción de Uruguay, que reiniciará los cursos en todo el país a fines de junio, aún no han tomado una resolución al respecto.
OTRAS DESIGUALDADES
Por otro lado, Delaney y Rama sostuvieron que existen otras desigualdades que se exacerban ante el cierre masivo de las instituciones educativas y pusieron el ejemplo de las áreas rurales, los grupos étnicos y el estatus migratorio, además de las clases sociales.
"En este contexto social tan preocupante, siempre son los más vulnerables los que sufren las consecuencias", advirtió Delaney.
Asimismo, Rama, quien es economista especializado en temas de gestión y políticas de educación superior de América Latina, afirmó que las estructuras urbanas tienen más conectividad de Internet, por lo que implementan un modo de educación a distancia de forma mucho más rápida.
"Las estructuras rurales son más marginales. Por ejemplo, en Perú los niveles de conectividad son inexistentes. En algunos países, como en México, han puesto la televisión para dar algunas lecciones educativas, lo que muestra el escaso nivel de conectividad que tienen", señaló.
CONSECUENCIAS
Delaney afirmó que el cierre de las escuelas no solo ha generado una mayor desigualdad, sino que ha puesto en duda la continuación de programas de alimentación escolar.
"Como un impacto desproporcional en las mujeres, ha sido todo un desafío manejar y mantener procesos de aprendizaje durante la cuarentena. Muchas mamás y papás están trabajando desde la casa, y si no pueden, se ven obligados a dejar los niños solos, lo que muestra que hay una precariedad laboral y económica muy importante", reflexionó.
Además, señaló que los docentes no han recibido la suficiente capacitación para enfrentar los desafíos de la educación a distancia.
En la misma sintonía, Rama afirmó que muchos países han intentado mantener los procesos educativos a distancia, sin mucho éxito.
"La educación media ha tenido el golpe más fuerte. Los países no han tenido una respuesta rápida en pasar a un modelo distancia o semipresencial. En ese sentido, todavía el sistema está prácticamente paralizado en torno a las trayectorias educativas", reflexionó.
Advirtió que América Latina tiene una "enorme debilidad" en los aspectos tecnológicos, en cómo se accede y en el aprestamiento a la sociedad digital. (Sputnik)