Mañana celebraremos en México y en algunos otros países a los maestros, docentes, educadores, profesores y en general a todos los trabajadores de la educación. Se celebra desde 1917 por decreto de Venustiano Carranza y se eligió el día por conmemorar la Toma de Querétaro que puso fin a la ocupación francesa con la captura de Maximiliano de Habsburgo. Este día se hizo popular en los países católicos cuando el Papa Pio XII declaró a San Juan Bautista de La Salle como patrono de los profesores en 1950. Pero no siempre la figura del maestro ha sido reconocida, el profesor es un personaje incómodo en la historia, es un agitador, se mete en problemas constantemente, es un revoltoso por naturaleza y eso no le agrada a quien detenta el poder económico o político.
El propio San Juan Bautista de La Salle no fue bien visto por los poderosos de su época, fue duramente perseguido y atacado con injurias y falsas acusaciones en múltiples ocasiones por su labor docente, dedicó su vida a la educación de los pobres y desprotegidos, revolucionó los métodos de enseñanza con pedagogías tan adelantadas que, a más de 300 años de distancia, siguen vigentes. Pero además fundó las primeras escuelas para enseñar a enseñar por lo que lo consideramos el fundador de la profesión magisterial.
Durante la Colonia la libertad de cátedra no existía y muchos profesores fueron expulsados, incluyendo a los jesuitas. La educación era un privilegio de clase en la que los pobres estaban proscritos. Educar a los pobres era visto como un acto de rebeldía, porque un pueblo educado es difícil de gobernar, difícil de explotar y difícil de engañar. El pueblo educado no es dócil, quizás por ello el mayor anhelo de los libertadores históricos de la humanidad ha sido la educación.
Marx se preocupaba porque sus obras fueron entendidas por las clases trabajadoras y a menudo integraba folletos, daba conferencias y escribía en periódicos; los bolcheviques antes de la revolución de 1917 repartían libros y organizaban de forma clandestina círculos de estudio. Lenin mismo instruía a los cuadros para enseñar a los obreros. Esta técnica fue replicada en América Latina que padece crónicamente de analfabetismo. José Martí, en Cuba, señaló a la educación como la herramienta de transformación y de liberación; también lo hizo Paulo Freire en Brasil y en México fue bandera de la Revolución de 1910.
En 1920, Pancho Villa decía en Canutillo que él primero le pagaba a un maestro de escuela y después a un soldado del ejército. A pesar de que en 1917 la educación se consagra como un derecho constitucional en el artículo 3º, la realidad es que poco se avanzó hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas que hizo efectiva la educación gratuita, universal y socialista, impulsada por el ilustre poblano Vicente Lombardo Toledano.
Como olvidar en Puebla a nuestro querido maestro Luis Rivera Terrazas, que abanderó la Reforma por una Universidad democrática, crítica, científica y popular, también fue perseguido por las fuerzas retardatarias, lo mismo que muchos otros profesores, algunos de ellos asesinados y desaparecidos como Gumaro Amaro Ramírez. Más recientemente el asesinato de Samuel Malpica Uribe, que tampoco se ha esclarecido.
Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos también fueron profesores perseguidos y asesinados en México, ambos estudiaron en la heroica Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, de donde salieron 43 estudiantes que se formaban para maestros en 2014 y que ahora están desaparecidos, no dudamos que también haya sido el Estado el responsable.
Los profesores en México han padecido una guerra de baja intensidad o guerra sucia -como también se le conoce- para acallar las conciencias. Esta guerra se endureció con el neoliberalismo que emprendió ataques brutales contra los maestros, principalmente contra la combativa Sección 22, fundadora de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y que se opuso con valentía a la privatización de la educación.
En ese sentido, son los maestros rurales los verdaderos héroes nacionales. Se levantan muy temprano, tienen que caminar demasiado, a veces horas entre el polvo y el lodo, la lluvia y el sol. Llegan a escuelas de cartón, cuando las condiciones son buenas; cuando son malas, debajo de un árbol. No les pagan a tiempo y cuando llega el cheque es un salario paupérrimo. Conocen las condiciones de pobreza nacional, ¿cómo no van a ser rebeldes? Aun así, cuando salían a protestar eran tratados a palos por los granaderos. Las televisoras también hicieron su trabajo y les injuriaron y calumniaron acusándolos de vagos y malhechores.
Mañana celebraremos atípicamente, en medio del confinamiento por la pandemia de coronavirus. Cerraron las escuelas, pero no paró la educación. Los maestros, como siempre, han hecho frente. De sus casas hicieron sus aulas y con sus propios medios, algunos sin capacitación, han continuado a distancia. Con más trabajo y más paciencia, pero sin menguar un solo gramo de amor, los docentes no han dejado a sus alumnos.
Para mis queridos maestros, mis queridos compañeros, los que no abandonamos la idea de que otros mundos son posibles, y que esa transformación ha de construirse pacíficamente con la educación, ¡muchas felicidades y que no muera la esperanza, ni el combate, ni el amor!
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos