No solo el uso hollywoodense del mito de Drácula ha extendido un miedo irracional a los murciélagos: ahora se suma el coronavirus. Estos animales, a los que se les atribuye el origen de la pandemia, son perseguidos por campesinos en México y esto afecta el cultivo de especies como el agave tequilana, la suculenta materia prima del tequila.
En algunas zonas agrestes de los centrales estados de Guanajuato y Jalisco se han documentado ataques a pequeña escala de familias campesinas contra las colonias de estos mamíferos.
"Los agaves son exclusivamente polinizados por estos quirópteros, y en el ecosistema donde se dan las mayores áreas de cultivos hay especies muy importantes de murciélagos, que además contribuyen a la dispersión de información genética asociada", explicó a Sputnik el investigador Rafael Ojeda, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Hasta ahora, según autoridades locales, se trata de acciones muy específicas y sin la gravedad de las reportadas por la prensa en otros países de América Latina, donde incluso han sido quemadas colonias enteras de estos animales.
Para el profesor Ojeda se trata de un efecto del desconocimiento sobre la función vital que juegan estos animales en la polinización de muchas especies y la tergiversación del mito de los vampiros extendido a estos quirópteros (pequeños mamíferos roedores que desarrollaron alas en sus extremidades superiores).
"Es muy importante que la gente conozca el verdadero papel que desempeñan los murciélagos en la propagación de muchas especies", manifestó a esta agencia.
PRODUCCIÓN A LA BAJA
En Jalisco, cuna histórica y estado productor por excelencia del transparente licor emblemático de México, los registros científicos de la Universidad de Guadalajara dan cuenta de la existencia de al menos 72 especies diferentes de estos mamíferos voladores de hábitos nocturnos.
Ese estado y otros cinco estados vecinos (Nayarit, Guanajuato, Michoacán y Tamaulipas) son los únicos que pueden denominar oficialmente como "tequila" a la antigua bebida espirituosa obtenida por destilación de los jugos cocidos del agave, al haber logrado el estatus controlado de "denominación de origen".
México produce anualmente más de 350 millones de litros del licor producido con el agave tequilera, de enormes pencas color verde azulado también conocidos como magueyes o mezcales, y que depende fundamentalmente de los murciélagos para su polinización.
Algunos fabricantes industrializados también han desarrollado otras técnicas para obtener rizomas, que pueden obtenerse como hijuelos o retoños de las raíces de plantas adultas.
En 2019, las exportaciones del tequila alcanzaron los 190 millones de dólares, según la Comisión de Regulación del Tequila.
La producción de esa bebida tuvo un mal comienzo de año pues durante el primer trimestre registró una caída de 34 por ciento, la cual podría empeorar en virtud de las medidas tomadas para evitar la propagación de la covid-19 entre los trabajadores, aunque la industria del agave se encuentra dentro de las actividades protegidas.
MURCIÉLAGOS POR DOQUIER
"Los murciélagos son además, en su mayor parte, insectívoros y ayudan a contener plagas agrícolas o forestales e incluso a los mosquitos que transmiten el dengue", detalló por su parte a Sputnik Luis Ignacio Iñiguez, profesor del Departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Universidad de Guadalajara, capital de Jalisco.
Algunos investigadores apuntan a que, incluso, por ser capaces de vivir sin ser afectados tan drásticamente por los coronavirus, los murciélagos podrían ayudar a encontrar una forma de inmunización para los seres humanos.
Esta condición les favorecería, sin contar que su papel en la agricultura es vital.
"Al consumir el néctar de las flores, se convierten en especies polinizadoras hasta tal punto que muchas zonas productoras no alcanzarían los niveles necesarios, sin su presencia", anotó Iñiguez, consultado por esta agencia.
En México existen registros de poblaciones masivas de murciélagos. Una de las más extensas es la de la cueva de Santiago, en el estado de Nuevo León, donde se han estimado habitan más de cinco millones. (Víctor Flores García)