Una fotografía de un medio de comunicación que simpatiza con Andrés Manuel López Obrador robó mi atención en Twitter.
Vestido con smoking, Enrique Peña Nieto prueba una copa de vino -seguro Vega Sicilia- mientras Andrés Manuel aparece a su lado comiendo algún caldo de pollo en alguna fonda de México.
“¿Verdad que sí hay diferencia?”, titulan el tuit.
La encuesta de El Financiero -publicada esta semana-, que muestra un rebote de ocho puntos en la aprobación de Andrés Manuel López Obrador, cayó como balde de agua fría en la oposición.
Los simpatizantes del presidente aplaudieron embravecidos. Como si su equipo de futbol favorito hubiera ganado el partido del domingo.
Algunos amigos de otros partidos me comentaron de manera privada “seguro está pagada”. Les respondí que no lo creía. Por el contrario, había que observar esa aprobación con detenimiento.
No solo creció la aprobación de AMLO, también fue aplaudida la forma en que está afrontando la pandemia.
Sí, con todo y los números desfasados de Hugo López-Gatell, con la curva a la alza, con todo y el mensaje polarizador, los mexicanos le están aplaudiendo a Andrés Manuel.
¿Qué es lo que está sucediendo que hace que los mexicanos sigan simpatizando con el presidente?
¿Por qué la crítica que hacen las distintas voces políticas y públicas al presidente parece no perjudicarle?
La respuesta es que López Obrador conoce a los mexicanos más de lo que la oposición lo hace, luego de 20 años recorriendo el país.
Al mexicano promedio no le interesan los datos matemáticos que desestiman a Gatell. Tampoco le importa mucho que haya una caída en el precio del petróleo -¡mejor, la gasolina es más barata!-. Mucho menos le interesa el punto de acuerdo que empuja Mario Delgado para dar operación absoluta al titular del Ejecutivo sobre el presupuesto.
Al mexicano promedio le importa que hablen de ellos: “primero los pobres”.
Al mexicano promedio le interesa que los ricos paguen y el gobierno los pase por la plancha: “no me gustan sus moditos”.
Al mexicano promedio le interesa el TV Notas y los chismes del corazón. Y hoy el nuevo “galán”, con grupos de fanáticas, es López Gatell.
AMLO sabe cómo piensan los mexicanos. Le “sobra barrio”, y mientras la oposición no se dé una salpicada de pueblo tendremos Morena por muchos años más.