Un tuit describe a la perfección la razón por la que la oposición no puede tener las figuras de Felipe Calderón y Margarita Zavala como estandartes.
“Adoro cuando la aversión a Felipe Calderón nos vuelve a unir”.
El mensaje fue escrito por @Pagusrendon en el contexto de la tendencia causada ayer por la revista Proceso.
Tras la declaración de Roberta Jacobson, exembajadora de Estados Unidos en México, respecto a que México y su presidente sabían de los vínculos de Genaro García Luna con el cártel de Sinaloa, el tema se convirtió en tendencia.
Calderón es insostenible. Ningún analista serio puede consentir que el expresidente no supiera o al menos sospechara de la conducta de García Luna.
Cada vez que rechaza Calderón los señalamientos al respecto, ofende la inteligencia de los mexicanos.
Lo curioso es que él y su esposa pretenden ser los líderes de la oposición.
Con índices flamígeros señalan a Andrés Manuel López Obrador y a sus seguidores.
No se han dado cuenta que la espiral de odio y resentimiento hacia la clase política comenzó justo en el sexenio del panista.
¿Cuántas familias destruyó su guerra contra el narco?
¿Cuántos mexicanos le recuerdan con furia?
Calderón no fue un héroe. Tuvo más aciertos que el actual presidente, pero también tuvo fallos enormes.
Y el más grande fue el de prender la mecha de una guerra que no termina.
Nunca entendió en qué se estaba metiendo: corrupción, inseguridad, violencia y muerte.
El que nuestro actual presidente sea peor no hace que Calderón sea el mejor.
Y eso es algo que la oposición política en México tiene que considerar si quiere recuperar el control del país.
Porque un voto en contra de López Obrador no necesariamente es un voto para el PAN.
Peor aún, Calderón Hinojosa dividirá aún más a los panistas con su intento de bloque contraizquierdista: México Libre.
El expresidente Felipe Calderón Hinojosa no puede ser el símbolo de la oposición.
Es el símbolo de la muerte en México. La muere que llenó de sangre las calles del país con la guerra hacia el narcotráfico.
Una guerra que no pedimos.
Una guerra que nunca fue necesaria.
La guerra que sigue generando muertes y ricos temporales.
Mientras la oposición no se dé cuenta de que distante está del pensamiento del común de la sociedad, López Obrador seguirá siendo el rey de las masas.
Y llegará el 2021 y se preguntarán: ¿qué pasó, si en Twitter todos nos apoyaban?
Pues pasó la realidad.