Reflexiones sobre el periodismo profesional

Reflexiones sobre el periodismo profesional

La mañana de este miércoles, Andrés Manuel López Obrador soltó uno de los comentarios que incendian a toda la opinión pública.

 

Dijo que en México no hay un periodismo profesional e independiente.

 

Cosa curiosa, hoy el grueso de seguidores de AMLO no le apoyaron, pues entre los periodistas que destacó como “defensores” de su gobierno nombró a Federico Arreola, un personaje que también causa mucho recelo en el gremio.

 

El comentario de Andrés Manuel, además de condenable y desatinado, revela mucho de quién es él, pero también de la opinión pública como ente social.

 

López Obrador se confirma como un hombre incapaz de reconocer errores, y considera que la crítica que recibe solo obedece a intereses oscuros. Más que un dictador, el lugar común, luce como el mexicano no preparado, orgulloso de su terquedad y ofuscado ante quien sabe más que él.

 

La opinión pública mexicana aún dista mucho de ser crítica, reflexiva e inteligente. Más aún, muchos de los analistas que hablan del periodismo, lo hacen desde una visión sumamente romántica.

 

Algunos creen, por ejemplo, que el periodismo tiene una imparcialidad y objetividad. Nada más falso.

 

El periodismo es escrito por sujetos, con intereses, valores y defectos, por lo que la subjetividad es evidente. La imparcialidad también está comprometida y luce más como un deseo aspiraciones que como una realidad.

 

Supongamos que un periodista varón, recién divorciado y con hijos, tiene que escribir un artículo sobre el fenómeno social que representa el crecimiento de divorcios en México, algo bien documentado. La manera en la que abordará ese texto será muy diferente a la de algún otro colega que no tenga el contexto que él si tiene en su familia.

 

El mismo ejemplo se puede aplicar con cientos de casos porque la subjetividad y la imparcialidad no existen de manera absoluta.

 

Entonces, ¿este planteamiento significa que los reporteros pueden escribir lo que quieran sin ningún tipo de ética? Claro que no.

 

El compromiso del periodista, al menos en más de 10 años de experiencia de quien esto escribe, es con la verdad. La parcialidad o subjetividad de un texto forman parte de la personalidad del reportero, pero si este escribe con veracidad, entonces habrá una ética y un método que el lector podrá disfrutar.

 

Los artículos con contexto o fuentes bien documentadas o con elementos de investigación sólidos son un compromiso del periodista con la verdad, y no necesariamente con la imparcialidad.

 

En la primera campaña de Barack Obama, el diario New York Times declaró en un editorial que su apoyo era para el afroamericano. Por supuesto que el diario internacional sería totalmente imparcial en esas elecciones, pero eso no significó que pondría en tela de juicio su compromiso con la verdad.

 

Cuando un medio de comunicación o periodista tiene un compromiso con la verdad, creo que es válido que este tenga una postura parcial. Al final, la verdad es un ejercicio de inteligencia.

 

De la misma manera en la que el investigador científico busca a través de diversas metodologías hallar una cura, un patógeno, un modelo, el periodista debe buscar la verdad con todos los recursos posibles y presentarla de la manera que crea más conveniente.

 

Pero nuevamente aparece la subjetividad y parcialidad. Desde el momento en que el periodista incluso decide hacer uso de un video o de una foto o de un texto para comunicar algo, está parcializándose el contenido.

 

La búsqueda de la verdad también permite coincidencias y aleja al maniqueísmo. Compañeros que son abiertamente izquierdistas -en el espectro político amplio- podrían encontrar coincidencias con otros periodistas de derecha si la búsqueda de la verdad fuera la causa.

 

Si un funcionario hace algo bien o mal, la búsqueda de la verdad llevará a cualquiera de los dos periodistas a coincidir.

 

Mas no es tan sencillo. Insisto en que esta columna no trata de romantizar el periodismo. Al final es una profesión y forma parte de la industria de los medios de la comunicación. Es un negocio, pues. Dado que es un negocio, hay intereses VÁLIDOS TOTALMENTE de los inversionistas en uno u otro medio.

 

Así, tal vez el periodista de izquierda no publicará el reportaje agudo contra el funcionario de izquierda y condenará las omisiones de la derecha. Y así a la inversa.

 

¿Cuál es la recomendación entonces? Leer a periodistas que busquen la verdad desde distintos espectros de la ideología política.

 

Implica entrenar a nuevos lectores. Implica socializar los mejores contenidos y significa también reconocer que los medios de comunicación, desde la parcialidad humana, solo reconstruyen una parte de la verdad.

 

Si la verdad es el universo y la cosmovisión de una persona, hay tantas versiones de la verdad como personas en el mundo. A veces se coincide, a veces se disiente. Pero en lo único que podemos estar de acuerdo es que en México hay grandes comunicadores y periodistas comprometidos con la búsqueda de la verdad. Y en la pasión con la que la buscamos e informamos está la ética periodística, la que tiene ese compromiso ineludible con la búsqueda de la verdad.