La mejor política exterior es la interior

La mejor política exterior es la interior

“La mejor política exterior es una buena política interior”, solía decir el candidato presidencial de la coalición electoral Juntos Haremos Historia y casi todos los intelectuales y analistas críticos no por su espíritu libertario sino porque se alinearon abierta o subrepticiamente con Ricardo Anaya y José Antonio Meade sostuvieron que era una frase, una ocurrencia más del provinciano y populista que los derrotó con 30.1 millones de votos o el 53% y 22 meses después la aceptación ciudadana es muy superior a aquel porcentaje, pero respecto de toda la ciudadanía.

 

Resulta que la ocurrencia –gritan legisladores como Damián Zepeda y su impresentable dirigente Marko Cortés, de Acción Nacional–, obedece a que todavía no cicatrizan las heridas de la derrota, se materializa todos los días y adquiere resultados que ya quisieran para los días de fiesta Jorge Germán Castañeda y su entonces jefe Vicente Fox (2000-06) al que por cierto el doctor es incapaz de criticar públicamente con una sola palabra. ¿Lealtad o servilismo?

 

Los 193 miembros de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas adoptaron el lunes 20 por consenso, un hecho sin precedente, la resolución que reclama el acceso equitativo a las futuras vacunas contra el Covid-19 y destaca el papel de la Organización Mundial de la Salud, tan criticada por Estados Unidos que Donald Trump llegó al extremo de suspender las cuotas que está obligado a pagar como país miembro. No es ningún “apoyo” como sostiene el que desde la Casa Blanca subestimó al coronavirus, ahora la Unión Americana paga las terribles consecuencias y el magnate republicano maniobra para no cubrir los costos políticos en noviembre próximo.

 

La iniciativa fue propuesta por México, a través del embajador Juan Ramón de la Fuente con base en los planteamientos formulados por el presidente Andrés Manuel ante el Grupo de los 20 en la primera sesión no sólo a “su sana distancia”, sino a muchos miles de kilómetros entre un jefe de Estado y otro, tal y como también lo sugirió desde el año pasado López Obrador, y con el que se ensañan en campañas mediáticas hasta rayar en la mentira y difamación algunos de los intelectuales al servicio del gran capital por convicción –poseen otra visión de la realidad como el mismo AMLO advirtió a sus seguidores–, como por comisión, pues sin la defensa de los intereses de los consorcios para los que trabajan no tienen suficientes ingresos ni futuro como analistas.

 

La iniciativa mexicana, hoy resolución de la ONU, pide reforzar la cooperación científica internacional para combatir el virus e intensificar el apoyo, incluyendo al sector privado. El objetivo debe ser poner las vacunas a disposición de todos aquellos que las necesitan, especialmente en los países en desarrollo, insiste la segunda resolución sobre el nuevo coronavirus adoptada por la Asamblea General desde el comienzo de la pandemia.

 

Y bajo la premisa de que “Lo peor está por venir… Prevengamos esta tragedia”, la OMS enviará a los países “que más las necesitan” 30 millones de pruebas, 180 millones de mascarillas quirúrgicas, 54 millones de las N95 y más de 3 millones de gafas protectoras.

 

En tanto que el quehacer exterior presidencial y de la cancillería mexicanos logran lo impensable, que los presidentes de China, Xi Jinping, y de EU brinden un trato privilegiado a México en la venta y abasto del indispensable material y equipo sanitario para sortear con éxito la fase tres de la pandemia.