Esta semana, el futbol mexicano vivió uno de los retrocesos más grandes de su historia con la desaparición de la Liga de Ascenso, para dar paso a una supuesta Liga de Desarrollo, que solo puede catalogarse como una auténtica tontería.
Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, ha visto únicamente por los intereses de los dueños del balón y sobre todo por equipos que viven constantemente el drama del descenso, pero que tienen los recursos para mantenerse en Primera División.
Como bien lo han expresado diversos futbolistas en redes sociales, sin ascenso no hay desarrollo. La premisa es simple y fácil de entender, pues la Liga MX se ha condenado a la mediocridad, algo que ya era una constante.
El que equipos como Atlas, Monarcas, Puebla, Querétaro y hasta Chivas sepan que no tendrán riesgo de descender en 5 largos años, permitirá que todos se tiren a la hamaca y la irregularidad sea una constante.
No solo eso, se está dando una puñalada terrible a jugadores que han encontrado en la Liga de Ascenso acomodo para poder aspirar a regresar a Primera División.
Por si fuera poco, se están olvidando que la ilusión de llegar al Máximo Circuito ha provocado que grandes figuras mexicanas se luzcan en la división de plata y terminen convirtiéndose en referentes, caso concreto el de Héctor Herrera y Guillermo Ochoa.
Un dato, estrellas del futbol mundial como Radamel Falcao y Paulo Dybala surgieron de un equipo de Segunda División.
Más claro no puede ser, Enrique Bonilla y compañía están matando al futbol mexicano con una inyección de mediocridad absoluta, rebajando la ya de por sí devaluada Liga MX.