En las últimas semanas, se han elevado los reportes de agresiones contra personal de los servicios de salud, destacando ataques contra enfermeras y doctores en estados como Jalisco y Tabasco, en actos totalmente deleznables.
Por este motivo, el Gobierno Federal ha desplegado elementos de la Guardia Nacional en diversos nosocomios del país, a fin de evitar que el personal de estos hospitales sea agredido por alguna persona irracional.
La casi militarización de los hospitales del país deja en evidencia algunas cuestiones que deberían causar pena a la sociedad mexicana, normalmente conocida por su solidaridad en momentos complicados como los que se viven en la actualidad.
De entrada, las agresiones contra doctores, enfermeras y camilleros, que día a día arriesgan su propio bienestar por atender a los pacientes con COVID-19, deja al descubierto la peor cara del mexicano que no comprende el acto heroico de estas personas.
La situación incluso podría complicarse, pues la presencia de la Guardia Nacional en los hospitales también se puede tomar como una advertencia de lo que vendría en la Fase 3 de la Contingencia Sanitaria.
Y es que en el peor de los escenarios, el colapso del sistema de salud generaría que infinidad de mexicanos llegaran a los hospitales para ser atendidos o ver a un familiar, lo que podría detonar algunos actos de violencia.
Por este motivo, la Guardia Nacional ya estaría preparándose para afrontar este tipo de situaciones, que pondrían más en evidencia la descomposición social que se vive en nuestro país.
En estos momentos tan complicados de la crisis sanitaria es necesario que los mexicanos comprendan que el salir adelante de la contingencia depende mucho de la misma sociedad, que debe guardar la calma y mostrar la solidaridad de años pasados.
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