De acuerdo con los reportes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos, miles de migrantes han sido rechazados y expulsados en la frontera entre México y Estados Unidos ante la pandemia de COVID-19, y han sido repatriados a sus países.
Mark Morgan, comisionado interino del CBP, señaló que la expulsión de más de 6,000 migrantes son derivadas de las nuevas leyes de restricción fronteriza aprobadas el 21 de marzo; "no tienen nada que ver con la migración", enfatizó Morgan en más de una ocasión, sino "de la salud pública y la seguridad". Según el Título 42 de la Sección 265 del Código de lo Estados Unidos, la entrada de migrantes provenientes de las fronteras con México y Canadá es un serio peligro para la salud del país, por ello el CBP prohíbe la entrada de ciertas personas que representen un riesgo potencial de infección de COVID-19.
El CBP basado en las nuevas leyes ha acelerado el proceso de análisis de los migrantes detenidos: se les toman datos biométricos, se les hacen evaluaciones médicas y se regresan a sus países de origen. Como resultado, el CBP expulsó el 80% de los migrantes detenidos en dos horas, reduciendo así el número de custodios a "menos de 100"; como comparación, en mayo de 2019 el mismo organismo contaba con 22,000 personas en custodia.
Sin embargo, esta no es la única prueba a la que se enfrentan los latinos en Estados Unidos durante la pandemia: las comunidades de migrantes de América Latina también son las más afectadas por el coronavirus debido a diversos factores.
Para empezar, como explica el doctor Joseph Betancourt del Hospital General de Massachusetts, la gran mayoría de barrios latinos no tienen un nivel de ingresos alto, además de que la ocupación de los residentes no puede ser llevada a cabo de forma remota. Estas razones, sumadas a la cantidad de personas viviendo en un espacio reducido y la exposición prolongada a los medios de transporte público y a lugares con un alto índice de probabilidades de tener el virus, provoca un aumento rápido y exponencial de las infecciones.
En otras palabras, como diría el mismo Betancourt, estas comunidades no pudieron "darse el lujo" del distanciamiento social porque les es imposible gracias a sus condiciones sociales.
Al preguntarle al comisionado interino del CBP sobre la suspensión de asilo legal y protección de los niños migrantes, quienes eran referidos al Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, Morgan se limitó a responder que "la enfermedad no conoce edad".