AMLO nuevamente ganará, a menos qué...

AMLO nuevamente ganará, a menos qué...

La oposición política al presidente de México está extraviada en su objetivo, dando bandazos pues.

 

Criticar solo por el afán de ridiculizar a Andrés Manuel López Obrador no bastará para cambiar el rumbo del país.

 

No me malinterpreten. Yo también creo que es uno de los peores presidentes que hemos tenido en la historia de México.

 

Es demagogo, ególatra, poco preparado, incapaz. En otras palabras, es peligroso.

 

Pero la discusión pública, que en buena parte se ha trasladado a las redes sociales, es errática.

 

Los partidos de oposición a Morena, principalmente PAN, Movimiento Ciudadano y PRI (sí, ¡todavía existe!) tienen distintos discursos de contraposición a Andrés Manuel.

 

Es de verdad ridículo que toda la oposición pierda el tiempo solo en señalar contradicciones del presidente, o discutiendo quién tiene tendencias mejor posicionadas, quién paga y en cuánto los bots, o quién “está más ardido” o quién bloquea de manera más eficaz o quién es mejor “tumbando cuentas”.

 

Justo en Twitter, leí hace días un post de Gloria Lara (GlodeJo07) que me pareció brillante en su simplicidad:

 

“Es bastante estúpido hablar en estos momentos de ‘quitarle el poder’ a López, ¿qué vamos a hacer? ¿salir a marchar en plena emergencia? Es en el 2021 donde debemos centrarnos. Ahí debemos de enfocar nuestros esfuerzos. Ahorita no pasaría más allá de puras palabras tiradas al aire”.

 

Tiene razón.

 

En el análisis que hoy publicamos en Imagen Poblana, sobre la estrategia electoral del presidente, se puede apreciar lo infructuoso de las múltiples líneas discursivas de los partidos de oposición a Morena y a López.

 

Mientras el Gobierno Federal establece una serie de acciones de promoción política directa o en tierra, como se usa en el argot político, PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y el resto del mundo tratan de desestabilizar a AMLO solo a través de tendencias y diatribas.

 

La recomendación no es que se deje de señalar que la incapacidad de #AMLO nos está llevando a la peor crisis económica y social en décadas, sino que el mensaje sea poderoso, persuasivo, estructurado y consistente y que, por parte de partidos políticos, se contraste de manera híperlocal (lo explicaré en la próxima columna Si es Político es Público).

 

Como lo ha hecho toda su vida, López Obrador no dejó de dividir en su discurso de este domingo: fifís contra chairos, préstamos internacionales vs nacionalismo, políticos ricos del Gobierno Federal contra los trabajadores asalariados del gobierno.

 

Sí, ya sabemos que es un reparte culpas insufrible.

 

Pero al menos es consistente con su mensaje y eso le permite seguir explotando de manera electoral el resentimiento mexicano que tiene una base de millones de votantes: todos los mexicanos que creen, justamente, que el mundo funciona de manera binaria y que sus condiciones de vida fueron causadas por una mano terrible y sombría.

 

¿Y del lado de la oposición? Unos señalan los bots, otros se burlan del tabasqueño, algunos más le hacen videitos divertidos… pero no hay una línea discursiva (sí, también explicaremos la línea discursiva en otra columna).

 

Mientras la oposición no se dé cuenta de que la base de la recordación es la repetición, y que el presidente diario repite la misma narrativa, estará extraviada la ruta para construir la mayoría que derrocará al actual régimen.

 

Soy ciudadano, periodista y consultor. Pero hoy claro que soy 100 % parcial: no quiero que quienes manejan el Gobierno Federal lo sigan haciendo porque entonces todos, estas y las futuras generaciones, sufriremos los estragos de la incompetencia actual.

 

Pero son los políticos, los aspirantes a funcionarios, quienes pueden lograr el cambio. Por eso hoy desde la independencia urgimos -hablo en plural porque obviamente no soy el único- a que ocurra esa derrota del morenismo en el país a través de un mensaje más poderoso y consistente que se vincule con el trabajo de tierra híperlocal.

 

Esa es la ruta para salvar al país y créanme que sé que no hay otra.