Vaya que Twitter luce macabro en tipos de la pandemia.
Son desgarradoras las imágenes. Un joven, con cubrebocas puesto, se graba mientras el cuerpo de su hermano yace a unos metros.
Espera el actuar de la policía, del Gobierno.
Mensajes que describen la triste realidad de Ecuador se multiplican entre retuits y likes.
Son 308 los cadáveres en las calles de Guayaquil
De pronto, un video de drone, irrumpe en mi “time line” de Twitter, muestra al centro comercial Angelópolis. En 21 años es la primera vez que cierra.
La pandemia de coronavirus COVID-19 ha cambiado al mundo. Ya nada será como antes.
La economía se tendrá que adaptar, las medidas de prevención tendrán que trascender a futuro, pero los países ya no serán iguales.
Tras la contingencia, además del enfrentamiento de una crisis económica, vendrá la crisis social.
Familias destruidas, muertos en las calles.
No es el fin del mundo, es el fin del mundo que conocemos.
La solidaridad tiene que aparecer o nuestra extinción estará próxima.
Para la humanidad es un reto.
¿Poner valores y emociones positivas en medio de la crisis?
Los optimistas dirán que es posible. Los realistas tendremos nuestras reservas y calcularemos que la maldad humana generará el lucro.
Y son distintos tipos de lucro: el político, el económico, el emocional.
La bondad del ser humano está a prueba en esta contingencia, aunque como dice Adam Smith, el ser humano es egoísta por naturaleza.
Dicen que las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas.
Lo único que espero, es que no se sigan multiplicando los tristes casos de Ecuador.
Esas imágenes desgarradoras no deben repetirse o nos condenaremos como humanidad.
Y la extinción, entonces, sí estará cerca.