En medio de una pandemia que se ha cobrado la vida de decenas de miles de personas a nivel global, las sorprendentes historias de recuperación de los que se han infestado y han salido del covid-19 refuerza la esperanza de que el virus no es invencible.
La batalla contra el coronavirus que ya se propagó por el planeta entero está lejos de su final. Italia, que sigue siendo el país europeo más afectado por la pandemia, ya superó el umbral de los 100.000 casos de contagio.
Sin embargo, aparecen los primeros signos esperanzadores. El porcentaje de nuevas transmisiones de contagio está bajando: el 23 de marzo se situó en 8,1 por ciento, seis días después se redujo hasta el 5,6 por ciento. El 30 de marzo, por primera vez desde el inicio de la pandemia, los nuevos casos fueron inferiores a la suma de los fallecidos y los recuperados, con lo cual disminuyó el total de los que actualmente están infectados.
Desafortunadamente, el número de los decesos no deja de aterrorizar, tratándose cada día de centenares de casos. Al mismo tiempo, este lunes fueron dados de alta 1.590 pacientes, una cifra récord.
UNA VIDA CENTENARIA ENTRE DOS PANDEMIAS
Desde el inicio de la pandemia, se recuperaron 14.620 personas. Algunos de estos casos felices son asombrosos.
El pasado 26 de marzo los medios italianos informaron de un paciente de 101 años que fue dado de alta en la ciudad de Rimini. Había contraído el virus una semana antes, pero logró vencer el morbo.
Hablando del caso del señor P., que nació en 1919, en medio de la pandemia de gripe española, la alcaldesa de la ciudad adriática, Gloria Lisi, dijo que se trata de "una esperanza para el futuro de todos nosotros en el cuerpo de una persona de más de cien años, cuando las crónicas tristes de estas semanas cada día hablan mecánicamente de un virus que afecta en primer lugar a los ancianos".
Otro caso sorprendente es la señora Italica Grondona, o la abuela Lina, de 102 años, caso positivo del covid-19, que el 28 de marzo volvió a casa después de haber trascurrido dos semanas en un hospital de Génova. El gobernador de Liguria, Giovanni Toti escribió en su cuenta de Facebook que la abuela Lina es un símbolo de esperanza para todos: "Su historia dio la vuelta al mundo, la llaman Highlander (Inmortal)".
La señora Grondona dejó boquiabiertos incluso a los médicos que la curaron y ahora quieren estudiar detalladamente su caso. El médico Raffaele De Palma contó al portal Adnkronos que "Lina llegó al hospital con síntomas respiratorios, dio positivo en la prueba, pero casi no necesitó tratamientos especiales, ni fue entubada. La mayor parte del trabajo lo hizo su sistema inmunitario".
Según De Palma, una de las posibles explicaciones de este caso extraordinario consiste en el hecho de que en más de 100 años de vida Lina "se enfrentó con tantos virus que hoy su sistema inmunitario está mejor preparado para combatir el covid-19". Apenas sea posible, el doctor pedirá ayuda a su expaciente y, "si no me pega, también un poco de su sangre".
SOLIDARIDAD CONTRA EL VIRUS
Además de historias de recuperación casi milagrosas, estos días los italianos dan prueba de una gran humanidad, cuidando de los que se encontraron en condiciones desesperadas. En Milán los ciudadanos dejan en las calles comida para las personas sin hogar. Otros echan una mano a los niños a los que el covid-19 separó de los padres.
En el municipio de Montevarchi, región de Toscana, quedaron en cuarentena dos niñas, cuya abuela murió a causa de la enfermedad, mientras la madre, también positiva al virus, fue ingresada en el hospital de la ciudad de Arezzo. Al conocer la historia de las pobres criaturas, todo el municipio se movilizó para ayudarlas. Además de suministrarles comida, en el jardín bajo su casa los ciudadanos aparcaron una camioneta, donde los voluntarios hacían turnos 24 horas por 24, hablando con las niñas, dándoles consejos y velando por su bienestar psicológico. Días después las niñas fueron confiadas a la tutela de un pariente.
En la ciudad meridional de Bari una muchacha de 16 años y un chico de 14 quedaron aislados en casa, después de que sus padres fueran hospitalizados. Los jóvenes están rodeados de cuidados de los familiares, amigos, operadores de servicios sociales y carabineros, colegas de su padre.
La pandemia parece sembrar sólo la muerte y la desolación. Pero, como a menudo ocurre en situaciones críticas, también nos hace testigos de historias asombrosas en las que la gente demuestra sus mejores calidades: humanidad, solidaridad, amor al prójimo.