De qué depende la victoria del PAN en 2021

De qué depende la victoria del PAN en 2021

Son dos los factores de los que depende de la victoria del PAN en Puebla. El primero de ellos es el de la volatilidad: dependiendo qué tantos electores “libres” salgan a sufragar, la transición podría ocurrir en toda la zona metropolitana.

 

El segundo es la operación electoral que en estos momentos no le da la ventaja al albiazul.

 

Hablamos de electores “libres” aquellos que no forman parte de la estructura de movilización. Los partidos van a la contienda con bases de votantes cautivos. El llamado voto duro no es otra cosa que la cantidad de electores que están adoctrinados para votar por el líder político y movilizar a otros simpatizantes.

 

Esta estructura electoral de promoción y ejecución de voto, que todos los partidos políticos tienen, va de un 30 a un 35  % del total de votos, en promedio. Dicho de otra forma, en una elección poco participativa, la solo activación correcta de una estructura podría dar el triunfo a un partido o coalición.

 

En esos casos, las probabilidades favorecen al partido en el poder porque las estructuras se mueven con dinero, incentivos y apoyos, algo que tiene en sobra el poder en turno.

 

En las elecciones de 2018, la participación fue del 65 al 70 % en algunos casos. Es decir, las estructuras movieron un 40 % en promedio y el restante 30 % (todo en números redondos) correspondió a la participación ciudadana de los votantes que no están en estructuras.

 

Esa cantidad de poblanos que participaron en 2018 no lo hará en 2021 debido al desencanto de la política. O dicho de otra manera, se regresará a los umbrales históricos de participación: 40 a 45 %.

 

Es decir, que los partidos, además de sus estructuras, deberán pelear por ese 10 o 15 % de votantes volátiles. Son estos los que reciben, analizan y deciden su voto en función de la propaganda política.

 

Pero también son los que rechazan al Gobierno en turno según sea el caso y siempre dependiendo de un seguimiento a las acciones denunciadas.

 

Si hay un rechazo a Morena en estos momentos en la capital, no puede suponerse que necesariamente son los votos que irían al PAN, por supuesto. Pero además, tampoco podemos suponer que la participación será de 40 o 45 %.

 

Las proyecciones indican una baja participación ciudadana tras el desencanto de 2018, con ello, el partido en el Gobierno se fortalece.

 

Así, para que el PAN gane tiene que darse cuenta de esa primera realidad: nada está dicho, y el rechazo social a Morena que ven como ventaja los panistas, no necesariamente es real o al menos no tendrá necesariamente efectos sobre la votación mientras no se incremente el porcentaje de los electores volátiles.

 

Así, lo primero que tiene que hacer el PAN es romper ese paradigma de creer que el potencial rechazo al gobierno municipal es garantía de triunfo.

 

Y el segundo factor está en el aprovechamiento estructural. Una elección en la que el PAN acuda dividido, sin las grandes estructuras y con una debilitada estrategia de contraste causará que Morena se mantenga el siguiente trienio en el poder.