Desde el brote de 2003 del Síndrome Agudo Respiratorio Severo-Coronavirus (SARS-Cov) que infectó alrededor de 800 personas con una tasa de mortalidad del 10%, se alertó al mundo sobre la capacidad de mutación, amplificación y transmisión de esta familia de virus. Tan sólo de 2003 a 2007 se publicaron más de 4 mil artículos científicos que pugnaban por preparar los sistemas de salud del mundo ante un inevitable brote por nuevo coronavirus de animales o de laboratorios.
China acusó de manera informal al ejército de Estados Unidos de transmitir este nuevo Covid-19; Estados Unidos lo ha negado. Algunos estudios han demostrado que este virus no está manipulado en laboratorio. Pero otros estudios han señalado que esto no puede ser concluyente, ya que la mutación es tan peculiar que es difícil discernir entre una natural y una de laboratorio.
Hay razones para dudarlo, los daños económicos de esta pandemia superan ya cualquiera en la historia, aunque por lo pronto los más afectados son los grupos más ricos del mundo que han perdido billones de dólares en los mercados financieros. Quienes tienen dinero invertido en el Dow Jones de Nueva York han perdido en un mes el 32%, la peor caída jamás registrada. Por ello, tampoco es extraño que nuestra moneda se haya depreciado 30% en línea con otras 10 monedas emergentes.
Sin embargo, las peores consecuencias están por venir, Europa, Canadá e incluso Estados Unidos han ordenado un confinamiento de su población, lo que ha frenado las actividades industriales y comerciales Se invocan leyes especiales, como la que le da poderes extraordinarios al presidente de los Estados Unidos para intervenir en la economía. Esta parálisis económica podría tener efectos secundarios mayores a la propia enfermedad.
Diversas empresas como aerolíneas, cadenas hoteleras, restauranteras, bancos y compañías de seguros podrían declararse en bancarrota para si no se corrigen las medidas restrictivas. Más aún, diversas empresas industriales y de servicios no podrían resistir más allá del mes de abril.
La siguiente gráfica muestra el valor aproximado de la economía que se pierde diariamente a causa de la cuarentena impuesta, el total de las 6 economías podría llegar a superar los 62 billones de dólares diarios. Estados Unidos pierde casi 40 billones, mientras que España e Italia podrían caer en una recesión económica. Hay que recordar que Alemania estuvo en recesión técnica durante 2019 y este año tendrá una caída profunda. De acuerdo con estas estimaciones (propias), el costo mensual para estas economías sería cercano al 0.5% del PIB. En la medida que el paro se prolongue los costos aumentan exponencialmente pues se vuelve cada vez más caro volver a echar a andar la planta productiva, así un segundo mes acumularía una caída del 1.2%; tres meses podrían costar más del 2%.
Elaboración propia
Para México, el panorama no es tampoco alentador, bancos como Goldman Sachs pronostican que la región Latinoamericana caerá 1.2% del PIB, y nuestro país tendrá uno de los peores escenarios con un -1.6%. Según Moody’s, las caídas serán de 1% para la región y 2% para México. Credit Suisse pronostica un -4%; Barclays, -2%; J.P. Morgan, -0.4% y Bank of America, -0.2%.
Como se observa, estamos siendo vistos como los más vulnerables, por ello cuando se cuestiona si el gobierno actual debe proceder como los países europeos y decretar un aislamiento general que incluya el cierre de fronteras, la respuesta es no. Primero, porque no tenemos el número de infectados y diversos modelos de probabilidad apuntan a que no estaremos bajo las mismas condiciones. Segundo, porque no contamos con el arsenal económico que ellos tienen para reactivar su economía una vez pase la pandemia. Tercero, porque la estructura económica predominantemente informal (60%) sería la primera afectada con el paro, es decir, los más pobres se quedarían sin ingresos primero. Cuarto, porque inevitablemente habrá un mayor daño a la población que el virus en sí mismo.
Aun sin parar la economía, el choque es inevitable. La industria turística está casi paralizada; la manufactura, principalmente maquila de exportación, también se frenó a causa de que se interrumpió la cadena de suministros (desde China); las materias primas, principal tipo de exportación han bajado de precios con un efecto arrastre del petróleo; los mercados financieros muestran mayor aversión al riesgo por lo que monedas emergentes podrían seguir depreciándose.
¿Qué hacer entonces? En la medida de lo posible, no frenar la planta productiva; mantener las medidas de higiene para evitar la propagación (esto será más efectivo que el paro económico); aumentar el gasto público en materia de inversión; mayor inyección de liquidez a los mercados; estimular el mercado interno y no cerrar las fronteras para estar preparados para abastecer a los mercados internacionales. No hacer compras de pánico, ni alarmar a la población de forma innecesaria.
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos