La tormenta perfecta

La tormenta perfecta

Foto: Xinhua

El año 2019 cerró como el de más bajo crecimiento en una década a nivel mundial. Hemos venido señalando en esta columna que se trata de una caída estructural en el ciclo económico y que países como el nuestro lo podían remontar hacia la segunda mitad del año. Sin embargo, hoy todos los modelos de pronóstico que se hicieron a principios de año han perdido vigencia y ningún economista serio podría hacer en este momento predicciones sobre el cierre del 2020.

 

En diciembre, se detectó un nuevo virus en China (COVID-19), cuyo origen aún no está bien definido. Después de 3 meses de luchar contra este mal, el gigante asiático demostró su enorme capacidad para hacer frente a contingencias de salud, ayer estaba técnicamente contenido, al reportarse el menor número de casos nuevos y el 77% de los enfermos recuperados. China ha restablecido sus actividades normales y en las próximas horas podría levantar las restricciones internas.

 

No obstante, no sucedió así con los países europeos. El país más afectado es Italia que tiene ya colapsado su sistema de salud; mientras que en China la tasa de mortalidad del COVID-19 es del 3.8%, en Italia es del 6.7%, en ese país suman ya 850 muertes y más de 12 mil infectados. Francia, España y Alemania superan los dos mil enfermos cada uno y más de un centenar de muertos entre los tres. Europa está paralizando actividades de forma parcial y Estados Unidos condenó su incapacidad de contener el virus y ayer prohibió vuelos desde y hacia Europa por 30 días, lo que irremediablemente llevará a una recesión.

 

Sumado a este escenario, el fin de semana pasado Arabia Saudita derrumbó los mercados financieros. La Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) se reunió con países petroleros no miembros (OPEP+) para hacer coalición frente a la baja en los precios del petróleo por la baja demanda provocada por el coronavirus. El objetivo era reducir la producción para que el precio dejara de caer; sin embargo, Rusia no estuvo de acuerdo. En respuesta, el país árabe anunció un aumento sin precedente en su nivel de producción y rebajas en sus precios. El precio del crudo se desplomó 30% en un solo día, una baja no vista desde la crisis de 1974. Las bolsas de valores de todo el mundo perdieron las ganancias acumuladas desde la crisis de 2008 y las monedas emergentes presentaron depreciaciones no vistas desde la crisis de deuda de 1985.

 

En la gráfica 1 se muestra el comportamiento de una canasta de 5 monedas emergentes, desde el 3 de marzo hasta ayer a las 8 de la noche tiempo del centro de México. La moneda que más se ha depreciado es el peso colombiano con 12.4%, seguida del rublo con 10.7%. Nuestra moneda tuvo el peor nivel desde hace tres años, le siguieron el real brasileño y el rand sudafricano.

 

Tanto la pandemia del coronavirus como el derrumbe de los precios del petróleo se han conjuntado con las condiciones de enfriamiento económico que de manera estructural se presentaron desde el año pasado y han formado la “tormenta perfecta” para que 2020 pinte como el año más catastrófico en la historia moderna.

 

 

 

Elaboración propia con datos de Bloomberg

 

 

Pero, como hemos dicho, es muy aventurado e irresponsable dar una aproximación de los efectos que esta tormenta perfecta tendrá sobre la economía real y la información es la mejor arma para combatir la paranoia de la difusión de noticias falsas.

 

Primero, hay que señalar que Arabia Saudita no podrá sostener por mucho tiempo los precios bajos. Si bien tiene una ventaja comparativa en términos de costos de extracción, que se estima entre 8 y 12 dólares, comparado con los 20 dólares en Estados Unidos o los 25 en Rusia, el soporte de largo plazo no le es benéfico. En su presupuesto nacional, Arabia Saudita proyectó un precio de 80 dólares por barril, mientras que Rusia lo hizo a 50. La reserva de divisas en Rusia supera los 700 mil millones de dólares; en el país árabe apenas los 490 mil millones. Para Arabia Saudita los ingresos petroleros representan el 87%, mientras que para Rusia sólo el 40%, por lo que Rusia podría mantener más tiempo los precios bajos.

 

Los más afectados serán los productores de Estados Unidos de la industria de gas lutita cuyos costos de extracción llegan a superar los 25 dólares por barril, por lo que no tardará Estados Unidos en presionar a Arabia Saudita para que abandone su guerra de precios. Los más beneficiados son los chinos que se recuperan del virus y reinician operaciones con un petróleo muy barato, dada su capacidad, podrían aprovechar este escenario y remontar su producción anual.

 

Por otra parte, Estados Unidos anunció medidas sin precedentes en términos fiscales que significan una liquidez de 200 mil millones de dólares y un fondo adicional de 50 mil millones para préstamos a interés bajo, lo que también expandirá la economía. Si China y Estados Unidos crecen después de esta tormenta, tendrán un efecto resorte en las economías asociadas, entre ellas la nuestra. Además, la restricción de viajes entre Europa y Estados Unidos podría levantarse antes de los 30 días, porque los países europeos no soportarán la presión económica y tendrán que tomar medidas extraordinarias tanto en materia de salud como en materia fiscal.

 

Así es que las cosas no están definidas, los escenarios están cambiando convulsamente. Recuerde que la especulación es la auto profecía cumplida de la economía, por lo que mantengamos la calma y no caigamos en el pánico.

 

 

*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

 

Twitter: @BandalaCarlos

Notas Relacionadas