El lamentable asesinato de la poblana Ingrid Escamilla reveló, entre otras cosas, la insensibilidad que se tiene en estos momentos en redes sociales, donde infinidad de usuarios tienen la libertad de compartir cualquier cosa sin importar dañar la imagen de terceros.
Apenas se supo del feminicidio de Ingrid, personas sin escrúpulos fomentaron el morbo al subir a redes sociales imágenes del cuerpo de la víctima, donde se apreciaba la crueldad con la que actuó su asesino tras matarla.
La indignación no tardó en llegar en muchos mexicanos, que de inmediato buscaron la manera de que esas crueles imágenes quedaran en el olvido con el #IngridChallenge, donde comenzaron a subir imágenes de bellos paisajes para despedir de una manera amable a esta joven.
Hasta hace unos años, este tipo de imágenes eran constantes en rotativos sensacionalistas y de nota roja; no obstante, con el avance de la tecnología, las redes sociales han tomado un papel de periódico sin escrúpulos donde se puede dañar la imagen de cualquiera.
Basta recordar el caso de Olimpia Coral Melo Cruz, quien a los 18 años grabó un video sexual con su entonces novio y posteriormente fue difundido en WhatsApp, lastimando de manera grave la reputación de esta joven originaria de Huauchinango, Puebla.
Despectivamente fue conocida como la “Gordibuena de Huauchinango” y este cruel estigma la llevó a intentar suicidarse en tres ocasiones, hasta que se dio cuenta que mediante su caso podía ayudar a que la intimidad de otras mujeres no fuera vulnerada.
Con la ayuda de diversos grupos feministas, Olimpia logró que su video fuera sacado de circulación y que se hiciera la llamada “Ley Olimpia” sobre delitos contra la intimidad sexual, que ya fue aprobada en 11 estados del país.
Las redes sociales se han convertido en un arma poderosa para destruir reputaciones y autoestima de muchas mujeres, siendo esto una forma de violencia de género que no se ha buscado detener hasta el momento.
La revictimización es un tema en el que urge que se legisle, sobre todo para evitar que el morbo sea fomentado mediante imágenes y videos, como fue el caso de Ingrid y su cuerpo mutilado, afectando a terceros como familiares y amigos.
Como usuarios de redes sociales, se tiene la enorme responsabilidad de no seguir el juego a aquellos que por generar morbo o llevarse una primicia lucran con la reputación de las personas, sin importar el daño emocional que pueden causar.