Clima terrestre y clima espacial. El primero lo dominamos. El segundo estamos en proceso de comprenderlo para poder prevenir catástrofes en la Tierra. En esta importante tarea será de gran ayuda el telescopio solar Inouye y las imágenes de gran calidad del Sol que este aporta.
Gracias a la energía que lleva irradiando el Sol al espacio desde su nacimiento hace 5.000 millones de años, gozamos de las condiciones necesarias para habitar la Tierra. Muchos misterios han sido desvelados sobre el centro del sistema solar hasta ahora.
Sabemos, por ejemplo, que vivimos dentro de la atmósfera del Sol. O que este no se apagará hasta dentro de unos 4.500 millones de años. Y también que la actividad de esta estrella, conocida como clima espacial, ocasiona procesos que pueden trastornar nuestra vida diaria.
El último descubrimiento viene de la mano de la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) de EEUU, que con su telescopio solar Inouye ha obtenido las primeras imágenes detalladas de la superficie solar.
Observando estas imágenes, comprobamos que la superficie del Sol está cubierta de una especie de células, cada una del tamaño de Texas, que son resultado de un proceso de convección por el que el calor del interior de la estrella emerge a su superficie.
Actualmente conocemos bien el clima terrestre, y eso nos permite "predecir si va a llover casi en cualquier parte del mundo con mucha precisión", tal y como explica el presidente de la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía, a cargo del telescopio solar Inouye, Matt Mountain.
Pero ahora la ciencia se ha propuesto entender cómo funciona el clima espacial, tarea en la que la observación detallada del Sol puede ser de gran ayuda.
¿Para qué es importante entender el clima espacial? Los expertos aclaran que con este conocimiento podríamos anticiparnos más a los eventos espaciales del futuro que anularían las redes eléctricas y las infraestructuras: pasaríamos de los 48 minutos con los que contamos hoy en día a 48 horas para prevenir posibles desastres.