Hasta hace algunos años, decir que un país era independiente en cuanto a producción de alimentos y energía, era suficiente para pensar que ya se estaba “del otro lado” hablando de desarrollo. Sin embargo, los rápidos cambios del mundo obligan a invertir recursos para que la independencia también sea tecnológica, científica y médica.
La crisis actual del coronavirus chino inmediatamente trajo a colación que México no cuenta con virólogos competentes en la materia, por lo que en caso de convertirse en una pandemia, estaremos a la expectativa de las curas y vacunas que se desarrollen en otras partes del mundo.
Es cierto que México es un país con necesidades no resueltas, por lo que cientos de miles de jóvenes aspiran a estudiar simplemente medicina; algunos por el “prestigio” que da un médico en la familia, otros por la idea de que “ahí está el dinero”, pero pocos son los que deciden el camino de la investigación en virología, quizá porque ellos o sus familias no ven una oportunidad de ingresos en ésta.
Pero aún cuando el coronavirus de Wuhan no existiese, prevenir, diagnosticar y diseñar tratamientos eficaces para las enfermedades virales, son necesidades internacionales que crecen diariamente ante el surgimiento de nuevas enfermedades y, sobre todo, nuevas formas de reproducción de los virus, así como su rápida propagación por los viajeros y envíos internacionales.
Hoy se sabe que las enfermedades del tracto respiratorio siguen siendo la causa más frecuente de visitas médicas y hospitalizaciones en el planeta, además de ser una de las principales causas de mortalidad en la población vulnerable (niños y ancianos). Incluso, estudios hechos en diversas partes del mundo han mostrado que hasta un 80 por ciento de los casos de infecciones respiratorias agudas en niños pueden ser de origen viral.
A lo anterior hay que agregar el surgimiento de nuevos virus, algunos aletargados por miles de años dentro de glaciares que se están derritiendo por el calentamiento global, y otros presentes en especies animales que están viendo invadidos sus territorios por el crecimiento de los asentamientos humanos. Esos virus traídos al presente de la mano del hombre, son amenazas potenciales para cada persona sin importar el país de origen.
Entonces, hacer investigación en virología no es sólo una moda o una necesidad más, sino un tema de seguridad nacional para México, como también lo es el desarrollo e inversión pública en tecnología especializada: laboratorios, áreas de contención, e intercambios de conocimiento con otros países.
Los virus, al ingresar a una célula humana, se reproducen mediante enzimas y sintetizan cientos o miles de virus más, causando luego la enfermedad. En raras ocasiones se pueden transmitir de animales a personas, aunque sí pasa, como todo apunta sucedió con el coronavirus 2019nCoV.
Por eso es muy importante entender los mecanismos de transmisión y su evolución, materia de investigadores y virólogos de los que hoy nuestro país adolece.
Es verdad que pensar en inversión pública para virología puede parecer innecesario, en un país donde todos pagamos las enfermedades crónicas provocadas por la obesidad (padecimiento, por cierto, cien por ciento prevenible). Pero siempre será más barato atender las causas de un problema, en vez de estar a la expectativa de una posible solución.