Francisco Romero Serrano es sin duda uno de los personajes más cuestionados actualmente en Puebla. Su llegada a la Auditoría Superior del Estado (ASE) no convence y ahora mucho menos por el absurdo ataque que ha emprendido contra la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Demostrando su poca capacidad para estar al frente de la ASE, Romero Serrano se lanzó contra la BUAP sin siquiera analizar las acciones que llevaría a cabo, lo que le han generado un desprestigio que no esperaba.
Como se dice en el argot deportivo, la BUAP, encabezada por el rector Alfonso Esparza Ortiz, le pegó un auténtico “baile” a Romero Serrano, por lo que el auditor quedó en la lona, noqueado y sin esperanzas de volver a la pelea.
Y es que resulta tonto siquiera buscarle justificación a la auditoría mandada por Romero Serrano a la BUAP, sobre todo porque demuestra su nulo conocimiento del tema, debido a que los recursos que pretendía auditar son de carácter federal.
Por eso la Auditoría Superior de la Federación (ASF) atrajo esta indagatoria, por eso ha quedado en ridículo, por eso muchas voces, incluida la de la BUAP, piden la renuncia o destitución de Francisco Romero Serrano, comprobando que el puesto le queda muy grande.
En el Congreso del Estado se deben plantear de inmediato la posible salida de Romero Serrano, ya que desde que tomó protesta se vio que no tiene la capacidad ni las credenciales para estar al frente de la ASE.
Francisco Romero Serrano es un desconocido que se sacó la lotería, que es un ser visceral y que hoy paga las consecuencias de su incapacidad en el cargo.
Romero Serrano debe tener en cuenta que el primer acto de corrupción que puede cometer un servidor público es aceptar un puesto para el cual no está capacitado.
Panistas, tibios ante atropellos de Genoveva
Lo peor que le ha pasado al PAN poblano en los últimos años tiene nombre y apellido: Genoveva Huerta. La dirigente estatal del blanquiazul ha trabajado incansablemente para fracturar a su partido con acciones indebidas, como presuntos desvíos de recursos y violencia de género.
El domingo, mujeres panistas alzaron la voz contra los ataques de Genoveva hacia la diputada Mónica Rodríguez Della Vecchia y Amparo Acuña, pero después de esto el silencio ha sido cómplice de los panistas.
Era el momento de sacar todos los trapitos al sol de Genoveva, gritar su inconformidad oculta y, por supuesto, pedir la salida de la dirigencia estatal panista.
Pero nada ha pasado, todos están callados, muertos de miedo sin razón alguna. No han caído en la cuenta de que van en caballo de hacienda para recuperar las alcaldías, pero del plato a la boca se cae la sopa, más cuando no tienen las agallas para defender a su partido de traidores.