Es casi imposible no recordar a los Clampett, la familia de montañeses pobres que después de descubrir involuntariamente petróleo en sus tierras y volverse millonarios se mudan a vivir a Beverly Hills, pasando a ser parte del glamour angelino, sin abandonar sus costumbres y modales. En México se les reprodujo en la TV ñoña como Los Beverly de Peralvillo.
Es casi imposible no hacer las semejanzas y las concordancias entre una familia y otra, la de la 4T. La carcacha de los Clampett es una copia del gobierno sin empaque ni rumbo del régimen que padecemos. Y aunque hay analistas que quieren atribuir a la manera errática cómo funciona el auto destartalado con una voluntaria manera de manejar la narrativa actual, la realidad es que no.
Los modos y maneras de los Clampett pueden hacer mella por un tiempo corto entre las franjas vulnerables que no sabrían cómo actuar de otra manera, hasta que llega el momento de la realidad y todo mundo se da cuenta que todas las acciones y políticas públicas de la 4T están consolidando los cimientos de la pobreza, en lugar de luchar contra ella.
La cruda realidad, que siempre desmiente los chistoretes de cuarta, está actuando vertiginosamente contra los sistemas de seguridad, de economía popular, de salud pública y de alimentación, hasta hacer patente que ni la carcacha de los Clampett puede hacer reír a quienes sufren en carne propia los efectos de una tiranía disfrazada de sistema de bienestar.
Otra actitud frente a los acontecimientos que nos dividen
En toda la vida útil del sistema político mexicano jamás se habían alcanzado estos niveles de ignorancia, ineptitud y voracidad. Nunca nadie creyó que incluso llegarían a hacer ostentación de esas infaustas prendas, para el oprobio de cien millones de nacionales humillados y avasallados. En eso sí hay una gran diferencia con los Beverly Hillbillies.
Afortunadamente para la conciencia colectiva se han expresado repulsas inauditas y sentimientos de cambio que, lo que duren, son la prueba de que México entero tiene ya otra actitud ante los acontecimientos que nos están confrontado de nuevo y despedazando a quien se deje.
Por otro lado, un equipo gubernamental desafinado ha provocado que los grupos políticos se hayan aliado con sus grupos armados favoritos para combatir a sus adversarios, y muchos delincuentes se han agenciado a grupos políticos amigos. Como nadie dice ni chus ni mus, en esa guerra sin retorno va la destrucción definitiva del sistema.
Cuatroteros y amlovers, los nuevos ricos del petróleo
Los cuatroteros y amlovers de corazón no tienen medida. Encaramados en la carcacha ya ningún chile les raspa, se sienten los elegidos de la nueva revolución. Desde las heroicas alturas de la esquizofrenia diseñan un lienzo de hambre, desempleo, parálisis, muerte y traición. Son los nuevos ricos del petróleo.
Cualquier conductor de carcachas sabe que un motor fuera de tiempo cascabelea, puede quemar los pistones y las cabezas, no arranca parejo, ni levanta, ni se estabiliza. Que cada parte del mecanismo jala a diferente ritmo, no obedece a un impulso, ni marcha apoyado en los demás.
Si en realidad lo hace, es una fuerte señal de que hay un problema. Tales comportamientos pueden ser indicios de bujías desgastadas, filtro o mangueras de combustible obstruidas, entre otras cosas. Un sonido de explosión puede ser el indicio de una detonación dentro de los cilindros del motor.
No se trata de llevar la carcacha a un taller, sólo afinarla
Por lo general, un sonido de explosión o golpeteo puede deberse a la falta de afinación del motor. Esto pasa en propulsores viejos o muy desgastados. El golpeteo y la vibración al momento de hacer los cambios de velocidades puede ser un serio problema en la transmisión.
Si el motor despide aroma a goma quemada, hay problemas en la banda de distribución. Los gases del escape son sumamente tóxicos. Pueden asfixiarte. Los gases del tubo de escape de un motor de gasolina contienen por lo menos cien sustancias químicas, la sucia niebla del entorno. Hay que revisar también el aceite.
No se trata de ir al taller, sino de sacar la varilla y comprobar que el nivel de aceite es el adecuado. Si ves que está bajando más de la cuenta, rellénalo, porque las consecuencias de un motor sin aceite son más catastróficas que las que ocasiona una carcacha en mal estado. Si la carcacha lleva miles de kilómetros y el nivel no disminuye, debe ser preocupante.
Tras 18 meses en el poder, todavía no saben para qué
Una revisión somera del estado de afinación de la vieja carcacha de los Complett, de Beverly Hills, es demasiado parecida a la que arrojaría la revisión del motor fuera de tiempo y desafinado de la 4T. Quieren correr cuando apenas pueden encender el interruptor de ignición.
No es que se la coman a puños, y cruda. Lo que pasa es que todavía no saben dónde están parados. Parece mentira, pero después de más de un año y medio de tener el poder, todavía no saben para qué es, con qué se come, para qué sirve.
Y a pesar de ello, hay muchos analistas que quieren ver estratagemas de distracción en temas como la rifa abominable del avión presidencial, para cubrir los desaguisados que provocaron en el Senado los Notables del gabinete que fueron por lana y salieron trasquilados. Brincos dieran, pero no es así.
La carcacha 4T, diseñada para hacernos pobres a todos
No hay ningún cerebro maquiavélico que esté manejando los tiempos de los distractores para ocultar las fallas garrafales de la 4T. Lo que pasa simple y sencillamente es que el motor de esa carcacha no está afinado. Cada cable quiere jalar por su lado, aunque se lleve entre las patas a todos los demás.
No hay comunicación posible entre el motor y los conductores. Esta carcacha se diseñó para convertir a todos los mexicanos en pobres, para igualarlos frente al poder de decisión omnímodo, las ocurrencias y las reelecciones que hicieran falta. Pensar lo contrario es otorgar el beneficio de la duda a quien no lo pide ni lo merece.
¿Quieren reformas constitucionales? ¡Primero lean la Carta Magna!
Sin embargo, los modos y maneras de comportarse de los Complett son demasiado refinados, a pesar de su rudeza cerril. Estos, los de la carcacha de acá son insufribles. Creen que están bordados a mano, cuando no tienen ni pizca de barniz en tratándose de formas y objetivos de gobierno democrático.
Con decirles que ¡no se han dado cuenta que la carcacha está desafinada!
Y aun así son atrevidos. Quieren ya sus reformas constitucionales al gusto. Primero deberían leer la Constitución.
¡Quieren otra reforma electoral, ahora para eternizar las carcachas locas!
¡Para que pueda competir en la Fórmula Uno!
¿Usted qué piensa?