Ideas pioneras para las izquierdas

Ideas pioneras para las izquierdas

La penúltima reunión cumbre del comunismo mexicano, la número 19, votó favorablemente, mas no en forma unánime, 32 resoluciones políticas con base en el mismo número de tesis que sirvieron de base para los muy ricos debates preparatorios del congreso. La tesis número 31 –coloquialmente denominada 69–, reza lo siguiente:

 

“31 El PCM y la sexualidad.  El Partido Comunista Mexicano considera que la práctica de la sexualidad de cada persona es un asunto de la vida privada de los individuos, y se opone a toda intromisión en ella del Estado, la Iglesia, los partidos políticos y cualquier otra organización o persona.

 

“No existe una sexualidad proletaria o revolucionaria, ni una sexualidad burguesa o reaccionaria. No existen formas de sexualidad normales, aceptables o morales, ni otras anormales o inmorales. Cada individuo debe tener el derecho de realizar su sexualidad como mejor la entienda, de hacer libre uso de su cuerpo y de reivindicar el placer como un atributo humano, sin presiones jurídicas, políticas o morales, en cualquier sentido.

 

“El Partido Comunista Mexicano se solidariza con las luchas y movimientos dirigidos contra cualquier forma de disposición, represión u opresión social, ideológica o política (incluyendo el sexismo), basada en algún compartimiento o norma sexual.” El enlace es el siguiente: https://bit.ly/2LlRKvl

 

Vista a la distancia de casi cuatro décadas, pues el XIX Congreso Nacional se realizó del 9 al 15 de marzo de 1981, es notable el carácter pionero de estas ideas en materia de diversidad sexual y derechos individuales, con todo y que probablemente faltó la referencia explícita a que se trata de las personas mayores de edad y en base a relaciones consensuadas.

 

En el momento del debate de la tesis en el Comité Central la mecánica de la discusión era la de un orador a favor del texto y otro en contra. Me correspondió hacer la defensa de la tesis 31 por decisión propia, pues nadie más se atrevió y los autores intelectuales no dieron la cara. Recuerdo que el entonces “comunista estrella” Jorge Germán Castañeda, hoy un connotado neoliberal y defensor de la geopolítica estadunidense, me felicitó: “Conciso pero claro”, dijo.

 

Roger Aguilar Salazar, fallecido en la víspera de tomar posesión como diputado federal por Morena (5-IX-18), hizo una cerrada crítica al texto, aludiendo de manera un tanto confusa que el placer sexual y el derecho individual a realizarlo  conducirían a justificar las agresiones sexuales a los niños, sin llamarle por supuesto pederastia o  paidofilia, aberrantes prácticas inhumanas que todavía ahora practican parte de los hombres y mujeres de los poderes político y fáctico por medio de extendidas redes de prostitución y pornografía infantiles, que las autoridades de ayer y de hoy pocas veces confrontan. Allí está, entre otros, Mario Marín Torres, prófugo de la justicia, su socio el empresario Kamel Nacif Borge, Miguel Ángel Yunes Linares y Emilio Gamboa Patrón, si nos atenemos a las documentadas denuncias de la periodista y escritora Lydia Cacho.

 

Faltó hilar un poco más fino y no era mucho pedir para un partido, el Comunista Mexicano, generalmente estigmatizado como dogmático por el oficialismo, incluido su partido tricolor, cuando en 1981 se encontraba en plenitud de sus capacidades intelectuales y programáticas para diseñar y construir un camino propio, enunciado por el XIX Congreso como La lucha por la renovación de México.