Dicen que “la primera impresión jamás se olvida”. Esta frase resultó muy acertada, cuando por primera ocasión puse un pie en esta hermosa ciudad. Playa del Carmen, Quintana Roo. Bajar del autobús que nos llevó desde Cancún, fue una experiencia divina. Girara al mar y ver el tono turquesa que contrasta con el entorno, es una estampa que se queda para toda la vida. El Parque de los Fundadores, justo enfrente de la Terminal de Autobuses es un bello mirador para contemplar la belleza del mar y la puerta escultórica que dar a la playa.
Aunque nuestro destino final del recorrido por La Quinta Avenida, era La Bodeguita del Medio, un delicioso bar para tomar mojitos, conocer gente -generalmente de otras nacionalidades- y bailar ritmos cubanos, la necesidad imperiosa de contemplar el mar, nos detuvo un buen rato, maravillándonos con su tonalidades.
Luego de tomar aire y sonreír, iniciamos el recorrido volviendo a una plaza comercial que rodea al muelle donde se aborda el barco que cruza para la isla de Cozumel, una plaza pequeña que cuenta con ropa de diseñadores, pequeños restaurantes de comida internacional, heladerías, un estacionamiento y muchas.
El camino a La Bodeguita solo fue detenido por un vendedor que intentaba poner sus artesanías en manos de todo el que pasara por su negocio, imaginando que todos hablaban español o inglés y asegurando que él tenía “The cheapest and quality” (lo más barato y de calidad) y albureando a quienes caían en sus garras, para después soltar la carcajada con sus acompañantes.
Luego de un recorrido de 20 minutos, en el que mis pupilas se llenaron de colores y formas y mis oídos de idiomas y acentos del español, llegamos a la Bodeguita del Medio, que años atrás, estaba ubicada donde iniciamos este recorrido, justo a un costado del muelle.
Por fuera, La Bodeguita, como se le conoce de cariño, era mucho más pequeña que en su anterior recinto, aunque los souvenires siguen siendo un elemento que engancha al visitante a entrar y que estimula a beber al menos un mojito, mientras se escucha al grupo de son cubano en vivo.
La barra llama siempre al visitante, es más reconfortante estar al frente para poder bailar, que estar enclaustrado en una mesa, donde se tienen que sortear obstáculos para llegar a la pequeña pista.
En la barra nos recibió una voz animada preguntándonos “¿Un mojito?”. A lo cual respondimos “no”, y replicamos “mejor dos, uno clásico y uno de mango”, porque eso de ir a La Bodeguita y no tomarse un mojito es como ir a la lucha libre y no gritar la frase del Rudo Rivera: “los rudos, los rudos, los rudos… y el Atlante”.
La comida es otro atractivo de la Bodeguita del Medio. Luego de caminar un buen rato, hasta llegar a la Avenida 34 Norte, que es donde se ubica, hicimos hambre. Un delicioso cerdo cocinado lentamente, jugoso y suave, es un manjar para el visitante.
El ambiente festivo de la Bodeguita es inigualable, en cualquier punto donde se encuentre la franquicia, pero en Playa, a unos pasos del mar, es todavía más rico y gosozo.
A tres horas y media de bailes y mojitos de fresa, mango y tradicionales, los meseros nos avisan que debemos liquidar la cuenta porque La Bodeguita está a punto de cerrar y la última canción, como las 3 anteriores, las bailamos de principio a fin.
Es importante comentar que Playa del Carmen se encuentra al Sureste de México, en el municipio de Solidaridad, Quintana Roo, dentro de la región denominada Riviera Maya. La ciudad vive netamente del turismo nacional e internacional. La rodean las aguas del Mar Caribe con hermosos colores.
Recuerde que viajar es un deleite y más cuando se hace en compañía. Lo espero en la próxima Crónica Turística y le dejo mi correo electrónico para cualquier comentario o sugerencia trejohector@gmail.com