Muchas líneas se siguen escribiendo en torno a las acciones violentas que feministas radicales llevaron a cabo el pasado domingo, durante la marcha por el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Como ya se ha precisado, mientras miles de mujeres levantaban la voz por la preocupante violencia que hay en México contra las féminas, otro grupo causaba destrozos y, sobre todo, insultaba y golpeaba a reporteros y hombres que cruzaban por el lugar.
México ha sido un país donde muchos grupos de la sociedad han levantado la voz de diversas maneras sin ocupar la violencia. Aunque el desenlace fue fatal, desde 1968 los estudiantes mexicanos mostraron cómo llevar a cabo una protesta, dejando la violencia en manos del estado.
Basta recordar lo sucedido en 1999 en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuando el Consejo Universitario aprobó la modificación al Reglamento General de Pagos, con lo que la inscripción, cuota semestral, servicios, entre otros, adquirían el carácter de obligatorios.
Tras esto, se conformó una asamblea de estudiantes que se convirtió en la Asamblea General de Huelga, estallando el paro general en la UNAM el 20 de abril de 1999, acción que se mantuvo por 9 meses hasta que la Policía ingresó a Ciudad Universitaria a recuperar las instalaciones, donde nunca se dieron incidentes de mayores proporciones.
Entre 2002 y 2006, en San Salvador Atenco, militantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra defendieron sus tierras ante el proyecto de un nuevo aeropuerto anunciado por Vicente Fox.
El 4 de mayo de 2006 y después de una resistencia férrea, elementos de la Policía Federal y del Estado de México agredieron a los campesinos, dejando un saldo de 146 detenciones arbitrarias y dos personas fallecidas.
También en 2006 apareció la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que desconoció al entonces gobernador Ulises Ruiz y ocupó el centro de la ciudad de Oaxaca, donde fueron informando de su movimiento a través de la toma de estaciones de radio y radios comunitarias.
Además, mantuvieron actos culturales como La Guelaguetza y su protesta fue tema nacional e internacional, hasta la irrupción violenta de las fuerzas federales para recuperar esta ciudad.
Otros de los movimientos que no ocuparon la violencia como arma principal fue el que encabezó precisamente el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador en 2006, cuando acusó fraude electoral en los comicios presidenciales, generando una gran protesta de sus simpatizantes.
Miles de afines a López Obrador se plantaron en Paseo de la Reforma para mostrar su inconformidad con la llegada de Felipe Calderón al Gobierno Federal, acción que fue también tema nacional e internacional.
Como se puede ver, en diversas ocasiones se han dado manifestaciones que no han necesitado de la violencia para hacerse visible, mostrando que más allá de golpes a reporteros, mentadas de madre y destrucción de negocios, se puede levantar fuerte la voz.