El pasado domingo, la Selección Mexicana Sub 17 disputó su cuarta final de Copa del Mundo de esta categoría. Aunque terminó cayendo ante Brasil, el Tricolor se confirmó como una potencia en categorías menores al sumar 2 títulos y 2 subcampeonatos.
Sin embargo, los jóvenes que hicieron nuevamente a la afición mexicana ilusionarse con un título del mundo corren el riesgo de perderse como muchos de los futbolistas que brillaron en la Sub 17 y que, por falta de oportunidades, no lograron explotar su potencial.
En 2005 apareció la generación dorada con el primer título del mundo Sub 17. En ese equipo aparecieron jugadores como Carlos Vela, Giovani dos Santos, Héctor Moreno y Adrián Aldrete, quienes fueron los que lograron despegar y convertirse en figuras, dejando a elementos que brillaron como César Villaluz, el arquero Sergio Arias, Ever Guzmán y el capitán Patricio Araujo en el olvido de divisiones inferiores.
La falta de respaldo a nuevos talentos quedó más que evidenciando en 2011, con el segundo campeonato del mundo para México, pues hoy en día nadie se acuerda del que se consideraba como la esperanza mexicana, Marco Bueno, ni del goleador Carlos Fierro, quienes se han ido quedando en el olvido, mismo caso de Ulises Dávila.
Todo mundo recuerda el gol olímpico de Espericueta y la chilena de Julio Gómez en la semifinal ante Alemania, pero hoy el día el primero vive del recuerdo en la banca del Puebla y el segundo se perdió en la efímera fama hasta ser un jugador más en la Liga de Ascenso.
De los subcampeones de 2013 pocos o nadie se acuerda y en este 2019 varios de los dirigidos por Marco Antonio Ruiz corren el riesgo de ser olvidados por las pocas oportunidades que tendrían en los equipos mexicanos, que apuestan poco por desarrollar el talento de estos futbolistas.
Además de las pocas oportunidades recibidas, los jugadores Sub 17 corren también el riesgo de perder pronto el piso con contratos comerciales millonarios, lo que se traduce en la poca generación de nuevas figuras en el futbol mexicano, que queda de manifiesto en la escasa trascendencia del Tricolor en Mundiales.