Científicos chinos y daneses lograron recuperar con éxito material genético de un fósil de 1,9 millones de años de antigüedad de un Gigantopithecus blacki, una especie extinta de primate gigante que habitó Asia durante el Pleistoceno.
El avance, publicado en la revista Nature ayer miércoles, marca la primera vez que se recuperan pruebas de proteínas tan antiguas de fósiles desenterrados en lugares subtropicales. Los científicos señalaron que el procedimiento arroja nueva luz sobre los orígenes y la evolución de las especies extintas de grandes simios.
Con la evidencia acumulada, los científicos pueden demostrar que el Gigantopithecus pertenece a la familia de los orangutanes y cuentan con un ancestro común de hace unos 12 a 10 millones de años, lo que implica que la divergencia del Gigantopithecus de Pongo forma parte de una división en el Mioceno de los grandes simios, según el estudio publicado.
Los grandes simios, que se presume medían más de dos metros de altura y pesaban más de 300 kilógramos, son los primates más grandes de los que se tiene conocimiento hasta el momento. Sus fósiles datan de entre dos millones y 300.000 años de antigüedad.
Los materiales genéticos, secuencias de proteoma del esmalte dental, fueron recuperados en 2018 de un molar del Gigantopithecus blacki de 1,9 millones de años que fue encontrado en una cueva en la región autónoma de la etnia zhuang de Guangxi, en el suroeste de China, refirió Liao Wei, investigador del Museo de Antropología de Guangxi y coautor del artículo.
Wang Wei, profesor de la Universidad de Shandong, dijo que entre los factores favorables para la preservación del fósil estuvieron el esmalte grueso y duro del gran simio y el hecho de que haya sido desenterrado en una cueva con una temperatura y humedad relativamente estables.