Gracias a la violencia creciente que se vive en México, el ser guardaespaldas se convierte en una profesión de muy alto riesgo, siendo estas personas unas de las principales víctimas de la delincuencia por proteger a personajes de importancia.
Mientras sus clientes desarrollan su vida normal, los guardaespaldas deben estar atentos a que ni siquiera el aire les genere algún daño en la integridad de sus patrones. Estos protectores deben incluso salvaguardarlos de accidentes.
No cualquiera puede ser guardaespaldas, pues se requiere de cierta preparación para poder certificarse como un guardia calificado y capaz de llevar a cabo este difícil trabajo de manera eficaz.
De acuerdo con datos de 2019, en México ha crecido un 20 % la contratación de escoltas, todo gracias al ambiente de inseguridad que se vive en diversas ciudades de la república. La Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada tiene registrados alrededor de 970 guardias privados.
Para ser guardaespaldas se debe tomar un curso en las diversas instituciones de seguridad privada que se tienen en México, pues además del manejo de armas y defensa personal, también deben capacitarse para resolver conflictos sin la necesidad de emplear alguna pistola.
De la misma manera, los escoltas o guardaespaldas deberán capacitarse en derechos humanos, uso de la fuerza y, por supuesto, en primeros auxilios, lo que resulta de vital importancia para atender a su cliente en caso de algún atentado.
Asimismo, el arma que porten estos guardaespaldas deberá estar registrada en la Secretaría de la Defensa Nacional y el escolta deberá contar con el permiso de portación de armas.
En otros puntos, un guardaespaldas debe tener entre 28 y 35 años, además de contar con educación media superior y cartas de recomendación que avalen su experiencia.
Por supuesto, la presencia es muy importante y deberán vestir de manera ejecutiva y tener una altura mínima de 1.70 metros.