Lindsey Bone, una joven británica de 20 años, quiso bajar de peso sin ayuda profesional, por lo que decidió seguir un plan de adelgazamiento estricto sin imaginar que perdería la vida.
Semanas previas a su muerte, Lindsey se sometió a la llamada dieta del vinagre, que consiste en ayunar y tomar píldoras elaboradas a base de manzanas trituradas, destilas y fermentadas.
Además, la estudiante de la Universidad de Sussex estuvo tomando antidepresivos y medicamentos para la ansiedad desde el fallecimiento de su padre, en mayo del año pasado. Por si fuera poco, el novio de Lindsey dijo que la joven estaba nerviosa por cómo luciría en las próximas vacaciones, por lo que aumentaron sus ganas de adelgazar a toda costa.
Lamentablemente, los compañeros con los que compartía departamento la encontraron inerte en el suelo de su habitación.
Entre las pertenencias de Lindsey encontraron un diario en el que había recordatorios que decían “no comer más de 1200 calorías por día” y “carbohidratos solo una vez al día”. También se había instruido a sí misma a "quedarse en la biblioteca y no comer", comer fruta y "tomar su maldito vinagre de manzana".
La madre de la chica reveló que su hija "solía tomar una cucharada de vinagre de sidra cada vez que comía" varias veces al día durante unos dos años.
"Era una persona maravillosa y fuerte, quería ir a la universidad para honrar a su padre. Tenía muchos planes de futuro", comentó la dolida madre, quien recomendó a los jóvenes que quieran bajar de peso acudir con un especialista para que no ocurran más casos así, reportó 20 Minutos.