La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) confirmó el martes que la final de Copa Libertadores entre River Plate de Argentina y Flamengo de Perú no se jugará en Santiago, como estaba programado, y se hará en Lima, Perú, a raíz de las protestas que sufre Chile hace 22 días.
"La final de la Libertadores entre Flamengo y River será en Lima, Perú, el 23 de noviembre", anunció la cuenta oficial de Conmebol en Twitter.
Alejandro Domínguez, quien encabeza la Conmebol, convocó una reunión de urgencia para este martes en Asunción, Paraguay, en la que participaron los jefes de ambos clubes, Rodolfo D´Onofrio por River y Rodolfo Landim por Flamengo, además de los presidentes de las federaciones implicadas, Claudio Tapia, por Argentina; Rogério Cabocolo, por Brasil; y Sebastián Moreno, por Chile.
El mitin en la casa madre del futbol sudamericano comenzó a las 14.30 hora local (17.30 GMT) y la confirmación oficial se prolongó hasta las 20.00 (23.00 GMT)
Con la elección de Lima finalizó una semana de suspicacias en las que se barajó la posibilidad de que la primera final única en la historia del certamen se mudaría a Medellín, Bogotá, Asunción, Miami o Montevideo.
Finalmente se eligió Lima, una sede que en mayo había sido rechazada por Conmebol por cuestiones de carácter administrativo que ahora fueron garantizadas.
Para ello, Conmebol pidió el lunes a la Federación Peruana de Fútbol (FPF) "algunas garantías gubernamentales para cuestiones de impuestos, otras municipales para temas de seguridad con la policía de Perú, cosas elementales y básicas para un partido de alto riesgo", según confió una fuente de ese organismo a Sputnik.
Otro punto de debate fue el estadio elegido, porque el estadio Nacional de Lima, una de las opciones, alberga ese mismo día un concierto de salsa; es por eso que se eligió el estadio Monumental, con capacidad para 80.000 espectadores, 30.000 lugares más que en el Nacional de Santiago, lo que hace prever que saldrá otra tanda de entradas a la venta.