La ciencia cree que allí donde hay agua, hay organismos vivos, como bacterias. Sin embargo, existe un lugar en nuestro planeta que no muestra señales de vida pero que tiene líquido en abundancia.
Se trata de las fuentes termales del volcán Dallol, ubicado en la depresión de Danakil, en Etiopía. Su relieve está plagado de lagos hiperacídicos con aguas hipersalinas de color verde, amarillo y naranja. Estas fuentes son bonitas a cierta distancia, pero acercarse a ellas puede ser peligroso: contienen salmueras tóxicas y saturadas de gas gracias al humeante volcán que se esconde debajo.
Varios científicos que visitaron este lugar en 2016 afirman haber encontrado la primera evidencia de la existencia de microorganismos de tamaño ultra pequeño en estas aguas ácidas. Pero no todos están de acuerdo.
"Nosotros refutamos la reciente noticia de que se había encontrado vida en los estanques hidrotermales de Dallol poliextremo", escribió en junio en su cuenta en Twitter la microbióloga Jodie Bellilla, de la Universidad París Sur, tras haber leído el trabajo de sus colegas.
El nuevo estudio de este grupo de científicos se realizó completamente al margen del primero y pone en tela de juicio los resultados de aquella investigación. En particular, los científicos utilizaron un abanico de métodos analíticos para investigar pruebas de agua que habían sido tomadas en cuatro zonas distintas entre 2016 y 2018.
Si bien también encontraron arqueas y posibles rastros de secuencias de genes de bacterias, la mayor parte de estas pruebas contenía pistas falsas.
"La mayor parte de pruebas mostraba la presencia del conocido kit de biología molecular y contaminantes, mientras que otras contenían bacterias que probablemente hayan sido introducidas en estas aguas por turistas durante sus visitas diarias al sitio", destacan los autores del nuevo estudio.
Los científicos suponen que la vida microbiológica activa no puede hallarse en los estanques y en los sistemas de lagos de Dallol debido a la presencia de dos grandes barreras fisicoquímicas. Las salmueras de magnesio son una de estas barreras, y hace que las bacterias desaparezcan. Otra barrera es el propio ambiente, extremadamente ácido e hipersalino.
"Que haya en gran cantidad partículas ricas en silicio que imitan la forma y el tamaño de células ultrapequeñas (...) subraya el carácter ambiguo de estos microfósiles y exige que se combinen varias biofirmas antes de asegurar que existe vida", concluyen los autores del nuevo estudio.