Rosario Ibarra de Piedra, pionera de la defensa de los derechos humanos en México, pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador conservar la Medalla Belisario Domínguez, que le entregó este miércoles el Senado, para que se la devuelva con la "verdad" sobre el paradero de los desaparecidos.
"No quiero que mi lucha quede inconclusa, es por eso que dejo en tus manos la custodia de este preciado reconocimiento", dijo en una carta leída por su hija Claudia Piedra, la fundadora del Comité Eureka de Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos.
La galardonada, de 92 años, ausente por razones de salud, se dirigió en su carta al mandatario, presente en el salón del pleno del Senado.
"Te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestro queridos hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los ha cubierto con su velo protector ", dice la misiva leía en la ceremonia solemne de entrega del máximo galardón que entra la Cámara Alta.
Rosario Piedra, otra hija de la defensora de las víctimas de la época conocida como la "Guerra Sucia" de los años 1970 y 1980, recibió la medalla y el diploma que entregó al jefe de Estado.
"Querido y respetado amigo, no permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia, no quiero que mi lucha quede inconclusa", prosigue el discurso leído en el recinto legislativo.
En abril de 1975, uno de los hijos de Rosario Ibarra, Jesús Piedra Ibarra, fue secuestrado por razones políticas, acusado de pertenecer a la guerrilla de la Liga Comunista 23 de Septiembre y jamás ha aparecido.
"Hemos querido ser un frente portador de vida porque amamos a nuestros desaparecidos, nunca hemos estado en disyuntivas en su búsqueda, nunca hemos pensado en su muerte, son seres de carne y hueso y no personajes de novelas buenas o malas", escribió la luchadora social.
Los desaparecidos "no son parte de una historia pasada, es falso que nos haya afectado a todos por igual", dice la carta de la incansable madre.
Ibarra de Piedra encabezó las primeras huelgas de hambre para pedir amnistía a los presos políticos.
"El puñal clavado por los malos gobiernos tal vez sea retirado, pero la herida abierta solo dejará de sangrar cuando sepamos donde están los nuestros, y aún así quedará por siempre una cicatriz indeleble", termina el mensaje.