En los acontecimientos registrados el día de ayer en Culiacán, Sinaloa, quedó de manifiesto la claudicación del estado de derecho, es decir, “el estado se rindió ante la fuerza de los narcotraficantes”, aseveró el Dr. Herminio Sánchez de la Barquera, Decano de Ciencias Sociales de la UPAEP.
Esto al comentar lo expresado por el Dr. Emilio Baños Ardavín, Rector de la UPAEP, quien en su perfil de twitter subrayó: “Total solidaridad con las familias de Culiacán. Exigimos al gobierno no esquivar la realidad: falló un operativo que puso en grave riesgo a la población. La construcción de la paz nos implica a todos. En Puebla urge un proyecto común por la seguridad”.
Al respecto, Sánchez de la Barquera agregó, “pero no se rindió por una cuestión de fuerza, es decir, de que la fuerza de los narcotraficantes haya sido mayor que la del Estado; esto fue una decisión más de tipo político, desde la más alta esfera del poder. ¿Quién puede dar la orden de liberar a un capo de este tamaño?, aun cuando no es de los más importantes, pero que cuenta con una orden de extradición”.
Subrayó que nunca en la historia de México se había dado una orden para liberar a un capo que ya estaba capturado, como fue el caso de Ovidio Guzmán López. Sino por el contrario, una vez detenido, lo primero que se hacía era sustraerlo del lugar de los hechos, no había nada que negociar, ya estaba fuera.
“Sin embargo, aquí esperaron, fueron siete horas de confusión, y no es creíble que casualmente se encontraran con el capo durante el patrullaje, las imágenes muestran que ahí hay algo más de fondo y lo que quedó de manifiesto es que hay una carencia absoluta de una estrategia de seguridad en este país”, precisó.
Más adelante advirtió que ante una situación así, en donde las fuerzas del orden o fuerzas militares tengan que devolver a alguien que habían capturado, es ir completamente en contra de todo estado de derecho. “Yo no conozco un caso así en otro país del mundo, no recuerdo un caso anterior así en México en donde se haya capturado a alguien y lo hayan soltado después”, puntualizó.
¿Dónde está la voluntad para usar la fuerza pública?, es decir, no basta con que el estado teóricamente tenga el monopolio del uso de la fuerza. Tiene que combatir a los grupos que le regatean ese monopolio, además de que tiene que hacerlo con plena convicción y plena voluntad, puntualizó.
Agregó que una fuerza que no se usa es como si no existiera. “El día de ayer desafortunadamente lo que se pudo observar es una claudicación, una rendición del estado frente al crimen organizado”.
Enfatizó que hace falta un órgano de inteligencia civil que abarque más que lo policiaco, “que cubra más áreas de la inteligencia que un estado moderno requiere”, sobre todo, para que el estado de derecho funcione y se aplique en el marco de la legalidad.
Externó que de acuerdo a un estudio de encuestas, la Policía Federal era el órgano que tenía mayor aprobación por los diferentes sectores de la sociedad, y “fue un gran error el haberla desmantelado, las formas en cómo lo hicieron, porque pudieron haberla integrado a la Guardia Nacional como un aparato policiaco y darle a la Guardia Nacional ese carácter científico que no tiene todavía, como son la cuestión de la inteligencia, los procesos, las medidas necesarias para combatir el secuestro, elementos que eran necesario rescatar. Perdimos la oportunidad de recuperar una policía que estaba bien hecha y bien constituida y que era posible reajustar y en el caso de los estados del país, las policías carecen de credibilidad”.
Con los acontecimientos de ayer en Culiacán, Sinaloa, “se presenta otro problema serio, que los mismos militares recuperen la moral que se pierde cuando uno es obligado a soltar a alguien así. Tuvieron que rendirse y devolver a alguien que ya habían capturado, lo cual es muy grave. Quizá la sociedad mexicana tiene confianza en el ejército mexicano, pero los mismos militares deben estarse cuestionando qué pasó”.
Por último, acotó que con este actuar del gobierno federal, lo que proyecta es una falta de presencia del estado, una confusión por saber qué fue lo que pasó, porque son muchas las versiones que hay y la presencia de un gobierno que no pudo imponer el orden en una capital de un estado. “Cómo es posible que fuerzas irregulares, que no están bien capacitadas como lo son las fuerzas militares, hayan logrado doblegar al estado”.
“Los diferentes niveles de gobierno deben sentarse a dialogar y establecer una estrategia integral para combatir el problema de inseguridad que impera en diferentes estados de la república mexicana. Los invito a hablar menos y trabajar más por la seguridad de los mexicanos”, apuntó el académico.