Heather Friesen practicaba senderismo con unos amigos por unas montañas de Hawái cuando se resbaló y cayó de una cascada de más de 15 metros de altura. La caída, que quedó registrada en la cámara GoPro que llevaba consigo, le dejó 10 costillas rotas, un pulmón colapsado, un omoplato fracturado y algunas heridas profundas.
Las imágenes del accidente, que tuvo lugar hace más de tres años, han sido compartidas recientemente por Friesen. En ellas se puede ver a la muchacha acercarse del borde de las rocas y, enseguida, perder el equilibrio.
Durante los segundos siguientes es posible escuchar los gritos desesperados de Friesen, mientras cae por el precipicio de una altura equivalente al quinto piso de un edificio. La cámara captura su agonía y sus gemidos de dolor, al intentar volver a la superficie, después de caer en el agua. La joven luego logra emerger y acercarse a unas rocas. Poco después, se escucha la voz de un hombre que le ayuda a salir del local del accidente.
"El tiempo se ralentizó"
Al recordar el momento, en una entrevista con un podcast estadounidense, Friesen cuenta que sintió el tiempo ralentizarse y que su preocupación mayor era proteger el brazo derecho, ya que es el que usa para golpear el balón en el voleibol, deporte que ahora practica profesionalmente. La joven, actualmente con 26 años, cuenta que pensó también en su familia y en su novio (ahora su esposo) y de lo preocupados que estarían por ella.
"Cuando ya estaba en el helicóptero de rescate, siendo transportada a un hospital, fue el momento más tranquilo de mi vida. Me repetía a mí misma que Dios me estaba protegiendo, que iba a estar bien e iba a volver a jugar al voleibol", cuenta Friesen, antes de subrayar que la caída le "cambió la vida para siempre".
"Descubrí que otras personas se habían caído del mismo lugar y habían muerto. Yo sé que Dios me salvó la vida aquel día", concluyó Friesen.