El pasado 20 de agosto la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) y la Universidad La Salle firmaron un convenio de colaboración con el propósito de vincular el sector público y la academia a fin de generar los insumos que permitan la construcción de Políticas Públicas orientadas a la mejora del salario mínimo y con ello dignificar a la clase trabajadora.
Este convenio es el marco para que inicie el funcionamiento del Observatorio Internacional de Salario Digno, cuya finalidad es realizar el seguimiento periódico y permanente del poder adquisitivo de los salarios mediante la comparación con 34 economías. Este observatorio emitirá información de manera periódica y colaborará con diversas organizaciones internacionales como Jus Semper, con sede en California, Estados Unidos, así como con la CONASAMI para generar análisis y estudios que puedan servir como referente para fijar los aumentos salariales anuales. Pero esta información también servirá al sector privado para una mejor toma de decisiones.
En su intervención, el rector de La Salle, el Dr. Enrique González Álvarez, fsc, hizo hincapié en que las universidades y los científicos debemos generar investigación con impacto social, que el trabajo académico sirva para los que más lo necesitan y en ese sentido una universidad humanista no puede ser omisa de la situación de los trabajadores mexicanos.
Por su parte, el presidente de CONASAMI, el Dr. Andrés Peñaloza Méndez, recordó que el compromiso del actual gobierno es que, al finalizar el sexenio, el salario mínimo haya recuperado el poder adquisitivo que tenía antes de la etapa neoliberal.
En ese sentido, hay que señalar que, en los últimos 30 años, de 1989 a 2019, los salarios tuvieron incrementos anuales por debajo de la inflación en 25 ocasiones; es decir, sólo en 5 años los salarios tuvieron variaciones positivas, en el resto la inflación siempre fue mayor y eso significó un deterioro brutal del poder adquisitivo del salario (Ver gráfica 1).
Elaboración propia con datos de CONASAMI y deflactado con INPC (INEGI)
Como se observa en la gráfica anterior, de 1989 a 2000, sólo en 1997 los salarios tuvieron una recuperación real; las mayores caídas se ubican en 1989 y 1996, lo que provocó que, para principios de siglo, el salario mínimo equivalía, en términos de poder de compra, a sólo el 25% del salario de 1976, el mejor año para los aumentos salariales. En otras palabras, sí el salario mínimo en los años setenta alcanzaba para comprar un kilo de tortilla, a principios de siglo sólo compraba 250 gramos.
La mayor alza en 3 décadas se dio este año, con la nueva política salarial del sexenio actual. Al mismo tiempo, se rompió el mito de que un aumento significativo al salario iba a detonar la inflación. Por el contrario, este aumento salarial ha tenido efectos positivos en el nivel de consumo y ello empujaría de forma anti-cíclica a la economía nacional que venía desacelerando desde 2017, cuando Peña Nieto decretó los gasolinazos.
El deterioro salarial y el abandono de la investigación en materia de salarios por parte de CONASAMI -durante la larga noche neoliberal- propiciaron un aumento de la pobreza y un aumento en la precarización de la vida de la clase trabajadora. Hoy que se ha recuperado la función original de CONASAMI, celebramos que se escuchen a los académicos que hemos venido criticando los modelos fallidos de los años ochenta.
Tenemos muchas preguntas por responder: ¿Cuál es el nivel de salario que dignifique a los trabajadores? ¿Cuál debería ser la Canasta Indispensable que otorgue bienestar a las familias de los trabajadores? ¿Cuáles serían los aumentos salariales anuales necesarios para recuperar el poder adquisitivo sin que se afecten otras variables macroeconómicas como el empleo y el crecimiento? Estas son las tareas del Observatorio Internacional de Salario Digno. Las tareas que un grupo de camaradas hemos asumido preocupados por el bienestar del pueblo.
*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos